La luz

Cuando Luz sintió las primeras luces del amanecer en su piel, se dio cuenta que su agonía pronto terminaría, hoy era el día en que podríavolver a ver a su hija que por muchos años dejo, conla ilusión de darle una vida mejor; ya completó todo el dinero que cubría la deuda que supuestamente tenía con sus explotadores y sería libre pararegresar a su patria. Después de ocho años, lascosas han cambiado para ella; sueña con encontrar a Emily echa toda una señorita, dispuesta a reconocer a su madre y si es del caso perdonarla, reflexionar yconversar hasta el cansancio sobresu vida, sus sueños, sus dificultades y las muchas lágrimas que derramó por su ausencia. Esa increíble sensación, al imaginarse el tener a su hija entre sus brazos,le hace seguir con muchaenergía su viaje de retorno, por ahora no tiene dinero y lo único que se le ocurre es ir al consulado para ver en que le pueden colaborar, por lo menos para recuperar suspapeles y si de alguna formala pueden orientar. Se dirige hasta el lugar y logra que la atiendan, su caso es bastante común y todo el proceso puede tardar una semana y su preocupación por ahora es vercómo sobrevive poresos días. Una secretaria del consulado se conmueve con su historia y le dice que muy cerca de allí queda un albergue y que de pronto la pueden acoger. Con la esperanza de que lapuedan recibirsigue las indicaciones y llega, el sitio es un poco sórdido y le causa cierta desconfianza, con todo lo que ha pasado, - esto no será peor- se dice para sí, abre la puerta y se encuentracon unmuchacho que le dice que espere afuera, porque por hoy el cupo está lleno, sin embargo Luz le insiste y lo último que le dice es que, esta por olvidar la sonrisa de su hija; eso le llegóalcorazón y le dió un lugar en un rincón al menos por esa noche. En los días siguientes lo único que ella pudo hacer fue recorrer las calles de un país extraño para ella porque nunca lo pudo conocer