“La Mar Del Sur Y El Delta Del Ueiatl O Agua Grande”

“LA MAR DEL SUR Y EL DELTA DEL UEIATL O AGUA GRANDE”
Prof. César Rubén Adame y Núñez.
En el año de 1966 se me había concedido una plaza de profesor para trabajar en el medio rural del Estado de Michoacán. No podía imaginar las gratificantes experiencias que viviría en esa hermosa ribera del Océano Pacífico, llamada Costa de Michoacán.
La primera experiencia fue al enfrentarme a la fastuosaciudad de Morelia, donde los hermosos edificios virreinales construidos con cantera rosa reflejaban la grandeza de la vieja Valladolid. Al llegar frente al vetusto edificio gubernamental de la Secretaría de Educación en el Estado, logré entender el esplendor de la raza purépecha enlazada con la raza hispana; con quienes mantuvieron una actitud sumisa para sobrevivir y, seguir acatando sus pasadosvalores culturales y religiosos contra la imposición cultural de los invasores, marcando de manera imborrable en la cantera, la dignidad de las culturas prehispánicas. Al arribar a la vieja Provincia Mayor de Michoacán, me motivaba conocer a fondo este hermoso estado con la diversidad de todos los climas del mundo en su superficie.
Con mis documentos de adscripción en la mano, inicié mi viajehacia la costa con rumbo a; Pátzcuaro, Uruapan, Nueva Italia y Cuatro Caminos: ciudades que se debían de cruzar para que el autobús recogiera pasaje hacia el sur. A partir del último poblado, continuaba una terracería que cruzaba parte de la Tierra Caliente; remontando por la Sierra Madre del Sur, separada por la cuenca del río de las Balsas, dejando una parte para Michoacán y la otra para Guerrero.En la ranchería de Las Cañas, los pasajeros bajábamos del transporte todos llenos de polvo, para descansar y saciar el hambre con; carne de venado, morisqueta, cecina seca de res, frijolitos de la olla, huevos, caldo de pollo y carne de puerco en chile verde o rojo, sin faltar las ricas tortillas de maíz hechas a mano y satisfacer la sed con refrescos fríos, gracias a las barras de hielointroducidas en pequeños pozos, cubiertos de aserrín y petates, sistema de conservación muy común en los poblados de la sierra y de la costa de esa época.
Continuábamos el viaje hasta el poblado de Arteaga de Salazar ubicado en la serranía michoacana a una altura de 820 metros sobre el nivel del mar. En esta población se encontraba la oficina de la supervisión de escuelas primarias federales; pero, elprofesor Joaquín Sandoval Navarro supervisor escolar, esperaba a los profesores que ubicaría en la costa en la cabecera municipal de Melchor Ocampo del Balsas. Los docentes que tenían sus órdenes para las escuelas rurales de la sierra, se quedaron en este fascinante lugar donde esperarían el regreso del supervisor.
Los restantes, continuamos nuestro camino a la costa, embelesados de los paisajesde la tierra caliente y de la montaña, disfrutando otras maravillas naturales al arribar a nuestro destino. El viaje desde Cuatro Caminos hasta la costa fue una lección de Ciencias Naturales en vivo; habíamos contemplado una diversidad de paisajes, venados, zorros, grandes parvadas de loros que matizaban de un hermoso color verde el intenso azul del cielo, sin olvidar los otros diferentes sonidosde aves, entre los que destacaba especialmente al atardecer o al amanecer, el graznido de gallinas salvajes que les llaman “Chachalacas”, de muy rico sabor. No se me puede olvidar la algarabía de los niños campesinos, especialmente al pasar o abordar el autobús al que llamaban La Flecha, que cruzaba las rancherías de; Los Amates, Los Coyotes, La Parota, El Reino, San Juan Bosco y La Mira. Estosterritorios habían pertenecido al gigantesco latifundio propiedad del capitán criollo Diego González de Loys, residente de Pátzcuaro. Este feudo abarcaba desde Petatlán hasta Zacatula, la mitad de la Costa de Guerrero y todo el litoral michoacano hasta Zinagua, por las dos márgenes del Río de las Balsas en el siglo XVII. En el último poblado se dividía la terracería en dos vías, una hacia Playa...