La Mata Que No Mata
La mata que no mata
Activismo utópico, tráfico de imágenes, resistencia ecológica, crítica comprometida o un simple señalamiento de la violencia del consumo. ¿Qué están diciendo los artistas colombianos a través de la planta de coca?
Rodrigo Restrepo Ángel*
Bogotá
E l pasado septiembre, en el Festival urbano de artes vivas, audiovisuales y plásticas FU.2008.D.C., eljoven artista Marcelo Verástegui expuso una interesante obra titulada Hojas de coca procesadas en Cartagena del Chairá. Verástegui envió varios rollos a un laboratorio fotográfico de este municipio, que hizo parte de la zona de distensión, para ser revelados allí. En los rollos había imágenes tomadas por él a plantas de coca que su familia siembra de manera doméstica desde que tiene memoria. DeCartagena le mandaron las fotos, que luego convirtió en postales y empacó en “panelas”, las bolsas en las que se acostumbra vender la base procesada de la cocaína. Verástegui vende cada panela a 144 dólares, que es más o menos el valor de una panela de base de coca real. El comprador, a su vez, vende o regala las postales. Marcelo lleva buena cuenta de quiénes son sus dealers en el mundo, y hastatiene un mapamundi con su ‘red de tráfico de coca’. “Juego a ser un narcotraficante de la cultura: trafico con una imagen”, comenta Verástegui. Pronto el proyecto se convertirá en una página web que albergará no solo la red de tráfico, sino también información sobre el papel de la coca para los pueblos indígenas. Este es solo el más reciente ejemplo de una tendencia que viene tomando forma desde hacemás de una década en el arte plástico colombiano: usar la planta de coca como soporte para expresar una idea. Artistas como Miguel Ángel Rojas, Wilson Díaz, Leonardo Herrera o Milena Bonilla son sus representantes más activos.
Tras la diversidad de sus obras parece esbozarse una misma reflexión: la mata de coca funciona como un símbolo muy poderoso de la situación social y políticacolombiana. En efecto, la coca anuda el narcotráfico y el lavado, la guerrilla y los paras, la corrupción y el dinero fácil, la mala distribución de la tierra y la falsa economía, las fumigaciones, el problema indígena, el consumo de estupefacientes o la explotación de la biodiversidad. La planta de coca —sugieren sus obras— se ha consolidado como un fuerte tabú en el inconsciente colectivo, un íconoperfecto para escarbar y criticar el discurso socialmente aceptado. Wilson Díaz se dio cuenta del conflicto que tenía la gente con la mata de coca cuando observó que mientras era sembrada en los antejardines de las casas, era a la vez satanizada por el gobierno y los medios. Decidió sacar esa contradicción a la luz en su instalación Fallas de origen, premio del Salón Nacional de Artistas de 1998. Laobra plantea una reflexión sobre el imaginario de la propiedad, la economía doméstica y la interferencia del dinero del narcotráfico. Consistía en una ‘casita roja’, en cuyo interior un televisor mostraba imágenes de personas hablando sobre tener casa propia. En el antejardín había sembradas 100 plantas de coca. En el 2000 Díaz fue un poco más allá con Vientre alquilado, trabajo que preparó para unamuestra en Curazao. El ejercicio consistía en tragar treinta semillas de coca en Cali, viajar con ellas el trayecto en avión y defecarlas allí. La obra, por supuesto, fue problemática para los organizadores, entre otras porque Curazao es la vía de entrada de mulas a Holanda, y Díaz tuvo que destruir fotos, videos y todo el material relacionado con ella. Luego de varios trabajos fotográficos sobrela planta y de una serie de dibujos con la pulpa de su semilla, en 2004 fue invitado a la Bienal de Liverpool.
Allí construyó un invernadero con un semillero de coca, que acompañó de instrucciones detalladas para la siembra y la poda de la planta. Su objetivo: ironizar una grave situación tratándola como un simple asunto de jardinería. En esa misma línea, en Cuarentena (2008), Díaz construyó...
Regístrate para leer el documento completo.