La mente
Ayer también la doctora Feggy Ostrosky Solís, directoradel Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la UNAM, me decía que el amor “es una locura químicamente inducida”. Según ella, esta locura, el enamoramiento,tiene una duración de entre tres y cuatro años. Pero hay una razón para ello. Ése es el tiempo que los críos requieren para empezar a caminar y, por lo tanto, para defenderse por sí solos. La naturalezaha buscado que ése sea el período mínimo que el padre permanezca con la pareja y con el niño.
A pesar de las historias de amor eterno, “la especie humana no tiene como fin la fidelidad”, meexplicaba la doctora Ostrosky. La mujer la busca más por su papel en la reproducción, ya que emite un óvulo cada mes y necesita un tiempo prolongado para la gestación y cuidado del crío, hasta que éste seencuentra listo para sobrevivir y continuar la especie. Pero el hombre, que produce millones de espermatozoides, y que puede reproducirse continuamente con distintas mujeres, tiene un papel diferente.Sus posibilidades de continuar su línea se multiplican al aumentar su número de parejas.
En El arte de amar, el psicoanalista Erich Fromm nos ofrecía ya una distinción entre enamoramiento y elapego. El primero es explosivo y breve, intenso y frágil. Se asemeja a esa locura temporal de la que nos hablan las doctoras Montemayor y Ostrosky. El apego, sin embargo, es más intelectual y menosemocional. No es una simple rendición ante la dictadura de la hormona, sino un triunfo de la costumbre, de la confianza, de la comprensión y de la lealtad. Por eso el apego puede durar mucho más que el...
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