La misión de la segunda generación del movimiento moderno

LA MISIÓN DE LA SEGUNDA GENERACIÓN DEL MOVIMIENTO MODERNO
Con el afán de enfatizar la unidad de la arquitectura moderna, aparecieron, incluso antes de 1945, intentos honestos de empezar a ampliar algunos de los puntos básicos del movimiento moderno. Esta primera visión propuesta por los discípulos y la búsqueda de la expansión de la arquitectura moderna de una manera abierta fue realizada apartir de los años treinta por los miembros de la segunda generación.
Alfred Roth1 en el libro The New architecture (1939) plantea las primeras tímidas defensas plantea las primeras tímidas defensas delvalor de la historia, de la importancia del contexto y de la necesidad de atender la escala humana.
El grupo Austral, creado en Argentina en 1939, defiende la necesidad de dejar que aflore la incipiente tradición del surrealismo como ingrediente básico de la arquitectura, como antídoto del naciente manierismo moderno y como recurso para una mejor integración al contexto paisajista. Josep LluisSert2, Fernand Léger y Sigfried Giedion plantean en 1943 la recuperación de la idea de monumentalidad, sosteniendo que “la gente quiere edificios que además de verificaciones funcionales representen su vida social y comunitaria. Quieren que su aspiración a la monumentalidad, alegría, orgullo y emoción sea satisfecha”.
De esta manera se recupera una aspiración histórica marginada por elmovimiento moderno. En 1944, Giedion vuelve a insistir en la necesidad de una nueva monumentalidad. La monumentalidad es una necesidad intemporal y la arquitectura contemporánea debe expresar símbolos en edificios públicos en como centros cívicos y de espectáculos, y en espacios libres.
La Sala de la Superstición dentro de la Exposición Surrealista Internacional de 1947, diseñada por el austriaco FederickKiesler (1890-1965), en colaboración con Miró, Ernst, Duchamp y otros, se basaba en formas curvas y dinámicas opuestas a la ortogonalidad de la Bauhaus.
En 1953, el escultor vanguardista Mathias Goeritz , que realizara obras en colaboración con Luis Barragán, presenta en México D.F, su Museo Experimental del Eco, una explicitación espacial de la idea de “arquitectura emocional”. De hecho,Latinoamérica es el principal foco de una interpretación libre y exuberante de la Nueva Tradición Moderna: desde el edificio en las calles Paraguay y Suipacha en Buenos Aires (1938-1939), de Antoni Bonet Castellana hasta la casa propia de Juan O’ Gorman en el barrio de San Ángel, de México D.F ( 1953).
Todos estos ejemplos son muestras de experiencias que, dentro de la tradición de la vanguardia,dejan atrás la ortodoxia racionalista, incipientemente convertida en academia, Deben sacrificar la vanguardia instituto nacionalizada para seguir desarrollando la libertad artística. Y para ello recurren al inexplorado campo de los símbolos e irracional.
Tal como veremos en la periferia de la ortodoxia inicial de los CIAM- en los países nórdicos con Erik Gunnar Asplud3, Alvar Aalto4 y otros y enItalia con Ignazio Gardella5, Carlo Mollino6, Giovanni Michelucci7 y otros- se desarrollan vías propias ajenas a los planteamientos programáticos del Movimiento Moderno.
Incluso la misma obra de algunos maestros como Le Corbusier, desde los años treinta estará ya señalando tendencias de la arquitectura después de la Segunda Guerra Mundial; el juego de volúmenes independientes sobre plataformas en suproyecto para el Palacio de los Soviets de 1931; la gestualidad conceptual y la participación de los usuarios en su proyecto para Argel de 1930, el plan Obús; la leve tendencia hacia la arquitectura neobrutalista o el acercamiento a las expresiones y estructuras vernaculares. De hecho, el GATCPAC (Grup d’ Artistes i Arquitectes Técnics Catalans per al Progrés de l’ Arquitectura Contemporánea)...