La muerte de Juana de Arco
Juana será escoltada esposadahacia una plaza llena de gente. Unas diez mil personas más mil soldados ingleses, todos expectantes, a las nueve de la mañana de aquel día. Iba vestida de blanco y llevaba algunos detalles en recuerdo de Jesús. En el centro había una hoguera montada: una plataforma con una estaca en el medio a la cual sería atada, con un montón de ramitas de madera para poder calar fuego a sus pies. Delante de éstahabía una mesa con una inscripción en la que se decía que Juana, la que a sí misma se hacía llamar la Pucelle, había cometido una serie de delitos y de pecados.
Mientras se acababa de preparar la plataforma, Nicholas Midi (el autor de los doce artículos de la acusación) comenzó a leer un sermón al que Juana guardó silencio. Éste acabó con la siguiente frase: «Juana, ve en paz, la Iglesia ya note puede proteger más y te libra a las manos del brazo secular». Juana, en aquel momento arrodillada, realizó unas plegarias a Dios con contrición, penitencia y fervor de fe. Invocó, además de a Dios, a la Virgen María, la Santísima Trinidad y todos los ángeles del paraíso. Asimismo, también invocó el perdón por los males que hubiera podido causar. Estuvo una media hora aproximadamente, según JeanMassieu. Algunos jueces y algunos ingleses incluso lloraron viendo que no era más que una buena chica. Finalmente, un soldado inglés acabó una pequeña cruz con dos palos que ella besó repetidamente.
Le tocó a Massieu acompañarla los últimos metros junto con el hermano Martin. Ella siguió rezando y rogando a San Miguel y a otras criaturas celestiales. En aquel momento, Cauchon dijo que Juanaera enviada a la justicia secular, por enésima vez «Como miembro podrido, te hemos desestimado y lanzado de la unidad de la Iglesia y te hemos declarado a la justicia secular». Si bien en aquel momento se podía esperar una sentencia secular; ésta nunca fue pronunciada si es que alguna vez fue elaborada. Juana fue puesta sobre la hoguera y antes de ser quemada, un soldado inglés interrumpió con ungrito de fondo gritando «¡Sacerdote! ¿Nos dejarás acabar el trabajo antes de la hora de la cena?». Entonces un alguacil dio la orden de ejecución y el verdugo la llevó a la estaca. Llevaba un papel clavado en la parte superior con las palabras «hereje, reincidente, apóstata, idólatra».
Como último deseo, Juana reclamó que los Sacerdotes alzasen una cruz delante de sus ojos hasta que ella...
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