La Muerte Del Psicoanalista

Páginas: 18 (4442 palabras) Publicado: 11 de abril de 2012
Muerte de psicoanalista1
Marcelo Pasternac

Suele considerarse al psicoanálisis como el encuentro de dos personajes que llamaremos el psicoanalista y el psicoanalizante (expresión, esta última, introducida por Lacan para subrayar su condición activa frente al tufillo de pasividad que sugiere la palabra “psicoanalizado” de uso tradicional). Se acostumbra también hablar, a propósito de lo queocurre en ese encuentro, de “diálogo psicoanalítico”. Todo esto parece dotado de una evidencia indiscutible. La referencia al “diálogo psicoanalítico” plantea, entonces, la existencia de dos cuerpos/personas comprometidos en la situación y la cuestión de las características de la relación intersubjetiva que las personas de esos cuerpos podrían sostener o soportar, pese a todo. Sin embargo, allíreside justamente el meollo del malentendido que rodea a la práctica psicoanalítica cuando se la piensa como el encuentro de dos cuerpos, de dos personas, de dos subjetividades. Basado en la experiencia y en la enseñanza de Lacan, acostumbraba decir que el llamado “diálogo psicoanalítico” es un monólogo de tres. Hace casi veinte años escuché a Jean Allouch decir que “el psicoanalista no puede tomarvacaciones, cambiar de país, ni morirse”, y esto lo decía en presencia de cuatro personas —llamémoslas así— que habían cambiado de país, cuatro exiliados argentinos entre los que me contaba. Esta forma tan gráfica de marcar el enigma de la condición del analista agudizó lo que hasta entonces pretendía decir con mi frase, pues resultaba evidente que nosotros habíamos emigrado efectivamente y, porotra parte, que nada podría impedir morirse al que “trabajaba” de analista. Decíamos que está en juego un monólogo de tres, y esta afirmación parte de la fórmula de Lacan según la cual en el psicoanálisis se trata de un único sujeto: “el
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Publicación póstuma del texto inédito de la participación de Marcelo Pasternac en el Coloquio de la école lacanienne de psychanalyse titulado: Mort dupsychanalyste, fin d’analyse, realizado en París en junio 14 y 15 de 2003. Establecimiento realizado por el Comité de redacción de me cayó el veinte a partir de dos manuscritos del autor. Agradecemos a la Dra. Nora Pasternac habernos facilitado este material y otorgado la autorización para su publicación in memóriam. [Los editores].

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psicoanalizante”, y que dichasituación “no envuelve a la persona del psicoanalista”.2 El escenario del psicoanálisis, entonces, el mantenimiento de una situación convenida entre dos participantes que se asumen en ella como el psicoanalizante y el psicoanalista, es a costa del constituyente ternario, significante nombrado “sujeto supuesto saber”. Entra, pues, en funcionamiento, una tercera “di[cho]mensión”:3 el sujeto supuestosaber, una formación desprendida del analizante pero circulando en el análisis, y aparentemente localizada en el analista. Podemos partir en nuestras consideraciones de una formulación: en el psicoanálisis hay un solo sujeto y dos cuerpos envueltos en una relación ternaria. Esta relación ternaria le da al cuerpo del participante analista una particularidad en cuanto persona corporalmente soportadaque sin ser, subrayo, sin ser el sujeto supuesto saber, al mismo tiempo participa ineludiblemente en la posibilidad de que esta emanación del analizante pueda funcionar. En 1967, en La psychanalyse. Raison d’un échec, segundo discurso de Roma, poco después de la Proposición de octubre de ese año, Lacan dice que el psicoanalista es “le servant d’un dieu trompeur”, “el sirviente de una funciónengañosa”,4 la del sujet supposé savoir, que debe volverla sostenible sin tomarse por ella —pues ha transitado ya por su propia experiencia analítica; que está destinado, si las cosas marchan apropiadamente, a ser rechazado de esa ficción y a producir con su caída, con su destitución, la institución del sujeto en juego en el análisis. ¿Qué ocurre cuando uno de los cuerpos desaparece? ¿Qué ocurre cuando...
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