La Muerte El Coraz N Delator P
Mateo Silva 1ero Secundaria Favaloro Prácticas del Lenguaje
“La Muerte” - E. Anderson Imbert
La automovilista (negro el vestido, negro el pelo, negros los ojos pero con la cara tan
pálida que a pesar del mediodía parecía que en su tez se hubiese detenido un relámpago) la automovilista vio en el camino a una muchacha que hacía señas para que parara. Paró.
¿Me llevas? Hasta el pueblo no más dijo la muchacha.
Sube dijo la automovilista. Y el auto arrancó a toda velocidad por el camino que
bordeaba la montaña.
Muchas gracias dijo la muchacha con un gracioso mohín pero ¿no tienes miedo de
levantar por el camino a personas desconocidas? Podrían hacerte daño. ¡Esto está tan
desierto!
No, no tengo miedo. ¿Y si levantaras a alguien que te atraca?
No tengo miedo.
¿Y si te matan?
No tengo miedo.
¿No? Permíteme presentarme dijo entonces la muchacha, que tenía los ojos grandes,
límpidos, imaginativos y enseguida, conteniendo la risa, fingió una voz cavernosa. Soy la
Muerte, la Muerte.
La automovilista sonrió misteriosamente.
En la próxima curva el auto se desbarrancó. La muchacha quedó muerta entre las
piedras. La automovilista siguió a pie y al llegar a un cactus desapareció
.
FIN
Enrique Anderson Imbert
(Córdoba, 1910 Buenos Aires, 2000) Narrador y crítico literario argentino, autor de un
ensayo fundamental, Historia de la literatura hispanoamericana (1954) y de cuentos breves reunidos en diversas antologías.
Anderson Imbert estudió Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires y
fue discípulo de Amado Alonso y Pedro Henríquez Ureña. Inició tempranamente su labor
narrativa con Vigilia (1934), que sería reeditada con su novela Fuga en 1963. Ejerció la
docencia en las universidades estadounidenses de Harvard y Michigan, como profesor de literatura hispanoamericana, y destacó por sus ensayos y críticas.
En 1967 ingresó en la Academia Americana de Artes y Ciencias y en 1978 fue nombrado
miembro de la Academia Argentina de las Letras, de la que ejerció la vicepresidencia
entre 1980 y 1986. En 1994 fue finalista del premio Cervantes.
Sus cuentos se sitúan en una zona entre lo fantástico y el realismo mágico: El gato de Cheshire (1965), La locura juega al ajedrez (1971) y La botella de Klein (1975). Recopiló
sus ficciones en El mentir de las estrellas (1979).
Mateo Silva 1ero Secundaria Favaloro Prácticas del Lenguaje
Entre su producción ensayística cabe citar Tres novelas de Payró con pícaros en tres
miras (1942), La crítica literaria contemporánea (1957), Crítica interna(1960), La originalidad de Rubén Darío (1968), El realismo mágico y otros ensayos(1976) y El arte
del cuento (1978).
“El Corazón Delator”- E.A Poe
¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero
por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis
sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno.
¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con
cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez;
pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito.
Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí,
eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una
tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco,
muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para
siempre. ...
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