La muerte un amanecer
Publicado el Abril 7, 2007 por Augusto http://millenio.wordpress.com/2007/04/14/lamuerte-un-amanecer-elisabeth-kubler-ross-2/ Capitulo I Vivir y morir Hay mucha gente que dice: «La doctora Ross ha visto demasiados moribundos. Ahora empieza a volverse rara». La opinión que las personas tienen de ti es un problema suyo no tuyo. Saber esto es muyimportante. Si tenéis buena conciencia y hacéis vuestro trabajo con amor, se os denigrará, se os hará la vida imposible y diez años más tarde os darán dieciocho títulos de doctor honoris causa por ese mismo trabajo. Así transcurre ahora mi vida. Cuando ocurre que se ha pasado largo tiempo, durante muchos años, sentada junto a la cama de niños y ancianos que mueren, cuando se les escucha de verdad, unopercibe que ellos saben que la muerte está próxima. Súbitamente alguno se des-pide, dice adiós, mientras que en ese momento uno está lejos de pensar que la muerte podría intervenir tan pronto. Si se aceptan esas declaraciones, si se permanece junto al moribundo, se comprobará que la comunicación continúa y el enfermo expresa lo que desea hacer saber. Después de su muerte, se experimenta elemocionado sentimiento de ser quizá la única persona que ha atendido con la debida seriedad sus palabras.Hemos estudiado veinte mil casos, a través del mundo entero, de personas que habían sido declaradas clínicamente muertas y que fueron llamadas de nuevo a la vida. Algunas se despertaron naturalmente, otras sólo después de una reanimación.Quisiera explicaros muy someramente lo que cada ser humano va avivir en el momento de su muerte. Esta experiencia es general, independiente del hecho de que se sea aborigen de Australia, hindú, musulmán, creyente o ateo. Es independiente también de la edad o del nivel socioeconómico, puesto que se trata de un acontecimiento puramente humano, de la misma manera que lo es el proceso natural de un nacimiento.La experiencia de la muerte es casi idéntica a la delnacimiento. Es un nacimiento a otra existencia que puede ser probada de manera muy sencilla. Durante dos mil años se ha invitado a la gente a
«creer» en las cosas del más allá. Para mí esto no es un asunto más de creencias sino un asunto del conocimiento. Os diré con gusto cómo se obtiene ese conocimiento siempre que queráis saberlo. Pero el no querer saberlo no tiene ninguna importancia porquecuando hayáis muerto lo sabréis de todas maneras, y yo estaré allí y me alegraré muy particularmente por los que hoy dicen: «Ay, la pobre doctora Ross».En el momento de la muerte hay tres etapas. Con el lenguaje que utilizo en el caso de los niños moribundos de muy corta edad (por ejemplo el que empleo en la carta Dougy), digo que la muerte física del hombre es idéntica al abandono del capullo deseda por la mariposa. La observación que hacemos es que el capullo de seda y su larva pueden compararse con el cuerpo humano. Un cuerpo humano transitorio. De todos modos, no son idénticos a vosotros. Son, digámoslo así, como una casa ocupada de modo provisional. Morir significa, simplemente, mudarse a una casa más bella, hablando simbólicamente, se sobreentiende.Desde el momento en que el capullode seda se deteriora irreversiblemente, ya sea como consecuencia de un suicidio, de homicidio, infarto o enfermedades crónicas (no importa la forma), va a liberar a la mariposa, es decir, a vuestra alma. En esta segunda etapa, cuando vuestra mariposa —siempre en lenguaje simbólico— ha abandonado su cuerpo, vosotros viviréis importantes acontecimientos que es útil que conozcáis anticipadamentepara no sentiros jamás atemorizados frente a la muerte.En la segunda etapa estaréis provistos de energía psíquica, así como en la primera lo estuvisteis de energía física. En esta última vosotros tenéis necesidad de un cerebro que funcione, es decir de una conciencia despierta para poder comunicar con los demás. Desde el momento en que este cerebro —este capullo de seda— tarde o temprano presente...
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