La Muerte Violeta

Páginas: 10 (2277 palabras) Publicado: 23 de abril de 2015
La muerte violeta
[Cuento. Texto completo.]
Gustav Meyrink
El tibetano calló.

Su desmedrada figura permaneció todavía algún tiempo de pie, erguida e inmóvil, y luego desapareció en la jungla.

Sir Roger Thornton miraba fijamente la hoguera. Si no fuera un penitente, un sannyasin, aquel tibetano que, además, iba en peregrinación a Benarés, no hubiera creído ni una sola de sus palabras. Pero unsannyasin no miente ni puede ser engañado. ¡Y luego aquellas contradicciones pérfidas y crueles en el rostro del asiático! ¿O sería que se dejó engañar por el resplandor de la hoguera que tan extrañamente se reflejaba en los ojos mongoles?

Los tibetanos odian a los europeos y guardan celosamente sus mágicos secretos, con los que esperan aniquilar un día a los orgullosos extranjeros cuando lleguela hora. Sea como fuere, Sir Roger Thornton desea comprobar con sus propios ojos si, efectivamente, existen fuerzas ocultas en ese pueblo extraño. Pero necesita compañeros, hombres valerosos cuya voluntad no se quiebre ante los horrores de un mundo diferente. El inglés pasa revista a sus compañeros... Aquel afgano sería el único entre los asiáticos para ser tomado en cuenta. Es intrépido como unafiera, pero supersticioso. Así pues, solo queda su criado europeo.

Sir Roger lo toca con la punta de su bastón. Jaburek quedó completamente sordo a los diez años, pero sabe leer cada palabra en los labios de su amo, por muy rara que sea. Sir Roger le cuenta con expresivos gestos lo que oyó decir al tibetano... A unas veinte jornadas del lugar donde se encuentran, en un valle de las laderas delHimavat, exactamente señalado, hay un trozo de tierra sumamente extraño. Por tres de sus lados se elevan muros rocosos, cortados a pico; el único acceso está cerrado por gases ponzoñosos que emanan continuamente del suelo y matan al instante a todo ser viviente que pretenda pasar. En el desfiladero, que cubre unos ciento treinta kilómetros cuadrados, en medio de la vegetación más exuberante, vive, alparecer, una pequeña tribu de raza tibetana que, según el rumor, va tocada de rojos gorros puntiagudos y adora a un ser malvado y satánico en forma de pavo real. Ese ser diabólico enseñó a los habitantes la magia negra, y en el transcurso de los siglos les ha ido revelando misterios que un día habrán de transformar el globo terrestre. Se dice que les enseñó una especie de melodía capaz deaniquilar en un instante al hombre más fuerte.

Jaburek sonrió desdeñosamente.

Sir Roger le explicó que se proponía cruzar los lugares envenenados con ayuda de escafandras y balones de aire comprimido y luego penetrar en el interior del misterioso desfiladero.

Jaburek asintió con la cabeza y se frotó con satisfacción las sucias manos. El tibetano no había mentido. Allá abajo se extendía, cubierta deverdor, la extraña garganta: un cinturón de tierra amarillenta, desértica y corroída por las erosiones, separaba el desfiladero del mundo exterior en una anchura que se tardaba media hora en recorrer. El gas que surgía del suelo era ácido carbónico puro. Sir Roger Thornton, que desde la cumbre de una colina pudo apreciar la anchura de aquel cinturón, decidió emprender la marcha la mañana siguiente.Las escafandras que había encargado en Bombay funcionaban perfectamente.

Jaburek llevaba los dos rifles de repetición y diversos instrumentos que su amo consideraba indispensables. El afgano se negó tenazmente a acompañarlos y declaró estar dispuesto a meterse en una cueva de tigres, pero que se cuidaría mucho de hacer nada que pudiera comprometer su alma inmortal.
Así, los únicos osados fueronlos dos europeos.
Los cascos de cobre de las escafandras refulgían al sol y lanzaban extrañas sombras al suelo esponjoso del que ascendían, en innumerables y diminutas burbujas, las letales emanaciones. Sir Roger imprimió a su marcha un ritmo rápido para evitar el consumo del aire comprimido antes de haber cruzado la zona de los gases. Todo lo veía turbio, como a través de una tenue capa de agua....
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