La Muerte Y La Muerte De Quincas Berro D Gua
Resumen: Una de las grandes inquietaciones del ser humano es su inevitable encuentro con la muerte, la certeza de que, aun siendo un ser histórico, simbólico, creativo y racional, no puede eximirse del cumplimiento de esa etapa del ciclo vital común a todos los seres vivos. De ese modo, es constante en la literatura representar esa situacióny los conflictos que proporciona. La Muerte e a Morte de Quincas Berro D’água(AMADO: 1961) trae a la escena literaria la metaforización de esa etapa y, figuradamente, amplia el acto de morir del plano físico para el plano simbólico en el cual la anulación del individuo, la represión de sus deseos y la acomodación de sus instintos, en un principio de realidad, culminan también en una especie de“muerte” necesaria para el surgimiento de la condición de hombre en estado de civilidad. Con base en las teorías psicanalíticas de Freud (1997), cuando estudia la mente humana y su inherente malestar ante la civilización, el objetivo de este ensayo consiste en analizar las muertes descriptas en el texto como íconos de esos conflictos descortinados al homo sapiens. Frente al potencial interpretativoinherente a lo literario, se busca demostrar también la condición cíclica de la muerte como prerrogativa de paso para una nueva existencia en un proceso continuo de entropía.
Jorge Amado ((Brasil: 1912-2001)
Para Zélia, en la rampa de los veleros.
A la memoria de Carlos Pena Filho, maestro de la poesía y de la vida, Berrito Dágua en la mesa del bar, comandante de fina palidez en la mesa de póquer,que hoy navega en mares ignotos con sus alas de ángel, esta historia que le prometí contar.
Para Laís y Rui Antunes, en cuya casa, pernambuqueña y fraternal, crecieron, al calor de la amistad, Quincas y su gente.
“Que cada cual cuide de su entierro; no hay imposibles.”
(Frase póstuma de Quincas Berro de Dágua, según Quitéria, que estaba a su lado.)
I
Hasta hoy persiste cierta confusión entorno de la muerte de Quincas Berro Dágua. Dudas por explicar, detalles absurdos, contradicciones en las declaraciones de los testigos, lagunas diversas. No hay claridad sobre la hora, lugar y últimas palabras, acaecida veinte horas antes de aquellas otras propalada y comentada muerte en la agonía de la noche, cuando la Luna se deshizo sobre el mar y acontecimientos misteriosos ocurrieron en losmuelles de Bahía. Escuchadas, sin embargo, por testigos idóneos, ampliamente comentadas en las laderas y en las callejuelas recónditas, las últimas palabras, repetidas de boca, representaron, en la opinión de aquella gente, más que unas simple despedida del mundo un testimonio profético, un mensaje de profundo contenido (como escribiría algún joven autor de nuestro tiempo).
Hubo testigos idóneos,como Mestre Manuel y Quitéria Ojo Asombrado, mujer de palabra; y a pesar de eso hay quien niega toda autenticidad no sólo a la admirada frase póstuma sino también a todos los acontecimientos de aquella noche memorable, cuando en hora dudosa y condiciones discutibles, Quincas Berro Dágua se zambulló en el mar de Bahía y partió para nunca más volver. Así es el mundo, poblado de escépticos y pesimistas,atados, como el buey el yugo, al orden y a la ley, a los procedimientos habituales, al papel sellado. Ellos exhiben, victoriosamente, el certificado de defunción firmado por el médico casi a mediodía, y con ese mero papel –sólo porque contiene letra impresa y estampillas- pretenden borrar las horas intensamente vividas por Quincas Berro Dágua hasta su partida, por libre y espontánea voluntad,como declaró en alto y buen tono, a los amigos y otras personas presentes.
La familia del muerto –su respetable hija y su circunspecto yerno, empleado público de promisoria carrera; tía Marocas y su hermano menor, comerciante de modesto crédito bancario- afirma que toda la historia no pasa de ser un grosero embuste de borrachos inveterados, de atorrantes al margen de la ley y de la sociedad,...
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