La Muerte

la muerte


REFLECCIONES SOBRE LA MUERTE
En la tenida anterior me prometí preparar un trabajo para el día de hoy sobre la muerte, dado el aniversario de la partida al eterno oriente de mi querido hermano Alberto Elías Meléndrez.
Al intentar escribir algunas ideas sobre la muerte y los masones, me asaltaba la idea de hacer un trabajo sobre la muerte de HIRAM, pero no lo considere correctoya que esta historia es manifiesta en el grado de maestro y el día de hoy estaríamos todos los hermanos del cuadro reunidos, luego pretendí escribir sobre la inmortalidad que pregonamos los masones en nuestras enseñanzas, pero, tampoco me convenció, finalmente y al no encontrar el enfoque del tema, me decidí a ir al panteón, soy asiduo visitante de ese lugar desde que falleció mi esposa Obdulia.Ella pensaba que yo era un buen masón. Decía: “se que eres un idealista, aunque seas un idealista en bancarrota ”
   
Los alrededores estaban semidesiertos, pocos autos transitaban por ahí. – Como nunca antes, para no sentirme tan aislado, deseaba que cuando menos pasara alguna patrulla, o algún camión o taxi, pero al recapacitar sobre ello, sonreí, y me dije, los muertos no necesitanni de guardias policíacos, ni de taxis, y los vivos, al dormir se olvidan de sus muertos.
 
Decidí dejar mi auto en un lugar donde los miércoles se pone el tianguis; en él traía algunos objetos de valor, motivo por el cual no quería abandonarle en ese lugar – Los muertos no asaltan ni desvalijan autos, pero algunos vivos se pasan de listos y al ver un auto estacionado en un lugarsolitario, no iban a desaprovechar la oportunidad de robarlo, o desvalijarlo.
 
Nervioso atisbé por entre los barrotes de la puerta. Nunca vi a guardia alguno, pero sí aprecié el final de los hombres. – Con toda nitidez, valoré el final de sus afanes, el final de sus virtudes y el final de sus blasones.
 
Había grandes criptas, quizá del tamaño de la soberbia de aquellos que aún le sobreviven.– Existían otras tumbas más pequeñas que también ostentaban un adiós de artesanía lujosa. – Las más de ellas eran modestas o sencillas. –Ahí me pregunté que era lo que poseían sus moradores, que no fuese algo más que su esqueleto, o sus cenizas, que son después de todo, el único testigo de su efímero paso por la vida.
 
La muerte da igualdad a todos los seres, nadie es más, ni nadie es menosante ella.
 
¿ Donde quedaron sus bienes o sus pobrezas ?
 
¿ Donde están sus sueños, sus logros materiales, sus familias, sus placeres, su carácter, su ego, sus vicios, su apostura, sus convicciones y su prepotencia.
 
¿ Donde su condición de rey de la creación ?
 
Poco a poco me invadió una sensación de paz, era agradable reflexionar en el santuario de los muertos. – De prontodescubrí frente a mi, una tumba semi abierta a no más de cinco metros de distancia y la loza quebrada dejaba ver un esqueleto. . . sí, ahí estaba la culminación de mis reflexiones.
 
Después de la primera impresión, contemplé a aquel esqueleto . . . era hermoso, blanco y quieto. – Se encontraba en una posición que me pareció humilde . . . sentí tristeza por su humildad, tal vez hubiesedeseado verle fuerte, como si por estar su dueño en otro mundo velado para nosotros, él tuviera que saber los grandes misterios que rodean a Dios, nuestro Arquitecto Creador y a los seres humanos, pero el esqueleto permanecía mudo, quizá como un ensayo elocuente, de que la materia inerte solo supiera de materias, y eso, únicamente cuando tiene vida, porque llegando la muerte, quizá la vida empiezadonde todo muere.
 
Recordé a Hermes Trimegistro en su teoría de que todos los cuerpos vibran y viven en su propia energía, pero el esqueleto no parecía vibrar, o al menos así me parecía.
 
Me asaltaron las preguntas vivas de los muertos y me asustaron las respuestas muertas de los vivos. – Sentí una total ignorancia sobre el tema y una pequeñez espiritual enorme. - Era como tratar...