la muerte

SOBRE LA MUERTE Y LOS MORIBUNDOS

Elisabeth por lo que entendí reflexiona sobre en estos tiempos, y en estos tiempos a pesar de que hemos evolucionado que los avances médicos y toda la tecnología con la que contamos y muchas cosas más, la sociedad a adoptado una actitud frente a la muerte que retrasa su proceso de duele tanto como de los familiares como de quien vive su propia muerte y aun leseguimos teniendo miedo a la hora en que la muerte llegara nosotros.
La muerte la consideramos como un tabu, para algunos es un tema incomodo del cual nadie quiere hablar con claridad y honestidad, y pues en ocasiones a los niños es a los que mas aislamos nosotros los grandes por a si decirlo de que mantenerlos alejados les dara menos sufrimiento, y en ocasiones decidimos mandarlos a otro ladocuando muere algún familiar y a si evitar que vivan ese momento tan desagradable, esto puede resultar un poco negativo ya que en ocasiones cuando ocultas algo lo único que haces es atrasar el duelo hasta que la persona se entera de la verdad.
Kubler ross dice que se tenga en la casa donde a fallecido alguien y tenerlos ahí escuchando todo lo que pasa durante la perdida para que ellos vayanasimilando que en un momento a si no se encuentran solos y a si ellos puedan desarrollar como que cierta aceptación ante ese suceso.
Las personas que se dediquen a apoyar a los moribundos deben primero checar su actitud para afrontar su enfermedad mortal y su propia muerte. En donde al existir diferentes tipos de moribundos ya sea el casoy hay que recordar que acompañar en la muerte nos conecta connuestro propio miedo a la misma. Cuando ayudemos aun moribundo es importante ayudarlo a el como a la familia que lo rodea, ya que esta sufre cambios en su dinámica y estilo de vida.
La muerte siempre ha sido desagradable para el hombre y probablemente siempre lo será. En nuestro inconsciente solo podemos ser matados; no es inconcebible morir por una causa natural o por vejez. No podemos distinguirentre un deseo y un hecho. El proceso del dolor siempre lleva consigo algo de ira. Si a un paciente se le permite acabar su vida en el ambiente familiar y querido, no necesita tanta adaptación. El hecho de que se permita a los niños permanecer donde ha habido una desgracia y se les incluya en las conversaciones, discusiones y temores, les da la satisfacción de que no están solos con su dolor y lesda el consuelo de la responsabilidad y el duelo compartido. Les prepara gradualmente y les ayuda a ver la muerte como parte de la vida es una experiencia que puede ayudarles a crecer y a madurar. Hoy en día, morir es más algo solitario, mecánico y deshumanizado. El paciente hoy sufre más, no físicamente quizá, pero si emocionalmente. Y sus necesidades no han cambiado a lo largo de los siglos, solonuestra capacidad para satisfacerlas.
la autora nos hace sentir su preocupación por la manera que la ciencia y la tecnología se han desarrollado, de cómo haescalado niveles en los que ha permitido desarrollarinvestigaciones para desmenuzar la naturaleza humana, desde el punto de vista biológico, pero que no ha hecho mucho énfasis en el aspecto emocional. Sugiere que se incluya en los programas deestudio de los alumnos de las ciencias de la salud la materia derelaciones humanas y de la tanatología. Curiosamente lasreligiones (aunque no todas) se han encargado de divulgar que es menester el sufrimiento en la tierra para ganar el cielo, cosa que paradójicamente actúa en detrimento de la calidad de vida de gran parte de la humanidad. De alguna forma hayprofesionalesdel área de la salud que al estar mas en contacto con losmoribundos, aprenden de ellos la forma en la que afrontan todo el proceso de duelo y la manera en como lo resuelven.
Este capítulo muestra grandes rasgos el penoso trayecto del enfermo y la familia antela malignidad de una enfermedad y la inesperada certeza demorir. La primera respuesta ante la inevitable catástrofe es emitirán estruendoso
“¡No, no a mi, no pude...