La mujer con el arete de perla
Una fina sensibilidad pictórica impregnatodo el filme, mientras avanzan los pequeños sucesos cotidianos. El taller del pintor Vermeer se va configurando como un espacio de coordenadas sensoriales. Allí, en la afanada preparación de colores,matices y texturas, el director Webber convierte el simple detalle de colocar un aro en la oreja sangrante de una muchacha en un acto de posesión erótica. Todo esto sin el menor énfasis verbal, másbien eludiendo cualquier explicación convencional. Estamos ante una película de extrañas resonancias, donde se funden realidad y ficción (nadie puede comprobar la veracidad de lo narrado), mientras lapintura de Vermeer triunfa sobre el tiempo.
Tanto el director Peter Webber como el director de fotografía Eduardo Serra y la dirección de arte, se arriesgan por una propuesta de crear una atmósferaespecial, mágica, basada en la verdad de la obra del pintor y en la Holanda del siglo S.XVII, tanto en el profundo desarrollo de sus personajes, en el preciosismo de las formas y profundidad del fondo,y en la sutil recreación de un posible origen de una de las mayores obras de arte.
La fotografía es genial, pues cada escena parece una pintura, como que las obras de Vermeer tomaron vida en...
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