La mujer en la politica
Páginas: 5 (1089 palabras)
Publicado: 13 de abril de 2010
Mujer, Participación y Representación Política
(Habían) estado allí siempre,
pero en esa condición de historia fría
Julieta Kirkwood
Ser para sí y no para los demás
Virginia Vargas
En la Región, las dos últimas décadas del siglo XX han estado marcadas, guardando las diferencias por países, por tendencias descentralizadoras y democratizadoras que abrían la posibilidad de regímenespolíticos más inclusivos. Siendo las mujeres un segmento tradicionalmente excluido del espacio político su inclusión fue terreno de disputa. Los objetivos: abrir nuevas vías de participación, luchar por un mayor poder de negociación, acceder a voz y capacidad de influencia en los cambios sociales y participar en aspectos que afectan nuestras vidas, incrementar nuestra dignidad, en una palabra.La ley de cuotas forma parte de una estrategia más general para romper las barreras tradicionales que impiden a las mujeres participar masivamente en la esfera de decisión política: la declaración del milenio tiene como uno de sus objetivos el fortalecer la posición de la mujer en el mundo. Sin embargo, más allá de los enunciados y la declaración de intenciones, aún quedan en el camino muchostemas pendientes y uno de ellos tiene que ver no sólo con la participación sino además con la representación de la mujer en los espacios de toma de decisiones. Una representación que incida en los temas de una agenda de y para las mujeres.
El informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) señala que la limitada participación política de la mujer es un indicador que no varía segúnel nivel de pobreza de un país[1]. Luego de aceptarse la cuota del 30 por ciento de la participación política de las mujeres en el parlamento, sólo 11 países en el mundo han cumplido con ese objetivo[2], mientras el promedio general se encuentra en 14 por ciento.
Participación y representación política se encuentran fuertemente condicionadas. No es posible hablar de representación sinparticipación, pero la sola participación no asegura que se esté abogando por una agenda de y para las mujeres. En América Latina y en el mundo, importantes debates públicos sobre el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, por ejemplo, no han contado con el apoyo unánime de las mujeres con representación política, manteniéndose como un tema incómodo para muchas.
La necesidad de definir estrategiasque conduzcan a la representación de las mujeres a partir de una agenda de y para las mujeres, y la generación de mecanismos de control y vigilancia sobre dicha representación, empiezan a ser temas que deben ser abordados con mayor seriedad.
Un punto de partida posible sería la articulación de las acciones que buscan dar respuesta y solución a los temas sensibles inmediatos, como la reduccióndel incremento de las mujeres con VIH/SIDA, fortalecer el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, o a contar con la información indispensable y de manera oportuna para tomar sus decisiones personales, entre otras.
Pero también es necesario incluir en esta agenda, aquellos aspectos que contribuyan en la construcción de mujeres que apuesten a ser para sí y no para los demás, que actúendesde sus propias realidades, sus saberes y sus pensares, que respondan a intereses estratégicos que apunten a la transformación de las desigualdades existentes. Ello exige aprovechar los pocos espacios democráticos de apertura para la inclusión de estos temas.
En el Perú, parte del presupuesto público nacional viene siendo planificado de manera participativa. Esta oportunidad ha encontrado agran parte de los actores nacionales (del Estado y la sociedad civil) sumamente débiles para asumir semejante reto. Las organizaciones de mujeres no han escapado a esta situación. Se ha logrado incidir poco, hasta el momento, en la priorización de inversión que responda a esos intereses estratégicos y la participación de las organizaciones de mujeres ha seguido asociada con los roles de madres,...
(Habían) estado allí siempre,
pero en esa condición de historia fría
Julieta Kirkwood
Ser para sí y no para los demás
Virginia Vargas
En la Región, las dos últimas décadas del siglo XX han estado marcadas, guardando las diferencias por países, por tendencias descentralizadoras y democratizadoras que abrían la posibilidad de regímenespolíticos más inclusivos. Siendo las mujeres un segmento tradicionalmente excluido del espacio político su inclusión fue terreno de disputa. Los objetivos: abrir nuevas vías de participación, luchar por un mayor poder de negociación, acceder a voz y capacidad de influencia en los cambios sociales y participar en aspectos que afectan nuestras vidas, incrementar nuestra dignidad, en una palabra.La ley de cuotas forma parte de una estrategia más general para romper las barreras tradicionales que impiden a las mujeres participar masivamente en la esfera de decisión política: la declaración del milenio tiene como uno de sus objetivos el fortalecer la posición de la mujer en el mundo. Sin embargo, más allá de los enunciados y la declaración de intenciones, aún quedan en el camino muchostemas pendientes y uno de ellos tiene que ver no sólo con la participación sino además con la representación de la mujer en los espacios de toma de decisiones. Una representación que incida en los temas de una agenda de y para las mujeres.
El informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) señala que la limitada participación política de la mujer es un indicador que no varía segúnel nivel de pobreza de un país[1]. Luego de aceptarse la cuota del 30 por ciento de la participación política de las mujeres en el parlamento, sólo 11 países en el mundo han cumplido con ese objetivo[2], mientras el promedio general se encuentra en 14 por ciento.
Participación y representación política se encuentran fuertemente condicionadas. No es posible hablar de representación sinparticipación, pero la sola participación no asegura que se esté abogando por una agenda de y para las mujeres. En América Latina y en el mundo, importantes debates públicos sobre el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, por ejemplo, no han contado con el apoyo unánime de las mujeres con representación política, manteniéndose como un tema incómodo para muchas.
La necesidad de definir estrategiasque conduzcan a la representación de las mujeres a partir de una agenda de y para las mujeres, y la generación de mecanismos de control y vigilancia sobre dicha representación, empiezan a ser temas que deben ser abordados con mayor seriedad.
Un punto de partida posible sería la articulación de las acciones que buscan dar respuesta y solución a los temas sensibles inmediatos, como la reduccióndel incremento de las mujeres con VIH/SIDA, fortalecer el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, o a contar con la información indispensable y de manera oportuna para tomar sus decisiones personales, entre otras.
Pero también es necesario incluir en esta agenda, aquellos aspectos que contribuyan en la construcción de mujeres que apuesten a ser para sí y no para los demás, que actúendesde sus propias realidades, sus saberes y sus pensares, que respondan a intereses estratégicos que apunten a la transformación de las desigualdades existentes. Ello exige aprovechar los pocos espacios democráticos de apertura para la inclusión de estos temas.
En el Perú, parte del presupuesto público nacional viene siendo planificado de manera participativa. Esta oportunidad ha encontrado agran parte de los actores nacionales (del Estado y la sociedad civil) sumamente débiles para asumir semejante reto. Las organizaciones de mujeres no han escapado a esta situación. Se ha logrado incidir poco, hasta el momento, en la priorización de inversión que responda a esos intereses estratégicos y la participación de las organizaciones de mujeres ha seguido asociada con los roles de madres,...
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