la mujer habitada

Páginas: 105 (26043 palabras) Publicado: 19 de octubre de 2014
la weaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa-
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasLavinia se alejó. Caminó un rato más por la vereda frente al asentamiento, viendo las calles de tierra perderse hacia dentro franqueadas por casas de tablas, biombos forrados con periódicos, techos de palma, tejas, zinc, madera. Variaciones de más y menos pobreza. Chavales panzones, sucios y desnudos, paradosen el umbral de las puertas al lado de perros enclenques. Siembras de plátanos, gallinas paseándose. A lo lejos, el galerón de la escuela. Los niños sentados en el suelo. La maestra de vestido raído y sandalias plásticas, de pie frente al pizarrón. Sintió lástima y malestar. No era la manera más agradable de conocer la "práctica", pensó, sentirse parte del aparato demoledor que obligaría a unanueva migración de aquellos eternos gitanos. ¿Por qué no se lo advertiría Felipe?, se preguntó, dirigiéndose a la avenida en medio del calor sofocante, el viento levantando polvo.Lavinia se alejó. Caminó un rato más por la vereda frente al asentamiento, viendo las calles de tierra perderse hacia dentro franqueadas por casas de tablas, biombos forrados con periódicos, techos de palma, tejas, zinc,madera. Variaciones de más y menos pobreza. Chavales panzones, sucios y desnudos, parados en el umbral de las puertas al lado de perros enclenques. Siembras de plátanos, gallinas paseándose. A lo lejos, el galerón de la escuela. Los niños sentados en el suelo. La maestra de vestido raído y sandalias plásticas, de pie frente al pizarrón. Sintió lástima y malestar. No era la manera más agradable deconocer la "práctica", pensó, sentirse parte del aparato demoledor que obligaría a una nueva migración de aquellos eternos gitanos. ¿Por qué no se lo advertiría Felipe?, se preguntó, dirigiéndose a la avenida en medio del calor sofocante, el viento levantando polvo.Lavinia se alejó. Caminó un rato más por la vereda frente al asentamiento, viendo las calles de tierra perderse hacia dentro franqueadaspor casas de tablas, biombos forrados con periódicos, techos de palma, tejas, zinc, madera. Variaciones de más y menos pobreza. Chavales panzones, sucios y desnudos, parados en el umbral de las puertas al lado de perros enclenques. Siembras de plátanos, gallinas paseándose. A lo lejos, el galerón de la escuela. Los niños sentados en el suelo. La maestra de vestido raído y sandalias plásticas, depie frente al pizarrón. Sintió lástima y malestar. No era la manera más agradable de conocer la "práctica", pensó, sentirse parte del aparato demoledor que obligaría a una nueva migración de aquellos eternos gitanos. ¿Por qué no se lo advertiría Felipe?, se preguntó, dirigiéndose a la avenida en medio del calor sofocante, el viento levantando polvo.Lavinia se alejó. Caminó un rato más por la veredafrente al asentamiento, viendo las calles de tierra perderse hacia dentro franqueadas por casas de tablas, biombos forrados con periódicos, techos de palma, tejas, zinc, madera. Variaciones de más y menos pobreza. Chavales panzones, sucios y desnudos, parados en el umbral de las puertas al lado de perros enclenques. Siembras de plátanos, gallinas paseándose. A lo lejos, el galerón de la escuela.Los niños sentados en el suelo. La maestra de vestido raído y sandalias plásticas, de pie frente al pizarrón. Sintió lástima y malestar. No era la manera más agradable de conocer la "práctica", pensó, sentirse parte del aparato demoledor que obligaría a una nueva migración de aquellos eternos gitanos. ¿Por qué no se lo advertiría Felipe?, se preguntó, dirigiéndose a la avenida en medio del calorsofocante, el viento levantando polvo.Lavinia se alejó. Caminó un rato más por la vereda frente al asentamiento, viendo las calles de tierra perderse hacia dentro franqueadas por casas de tablas, biombos forrados con periódicos, techos de palma, tejas, zinc, madera. Variaciones de más y menos pobreza. Chavales panzones, sucios y desnudos, parados en el umbral de las puertas al lado de perros...
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