La Muleta De Niquel

Páginas: 10 (2408 palabras) Publicado: 18 de abril de 2015
Pórtico de Gastón Baquero al cuento Seres enigmáticos / El hombre de las muletas de níquel, de Julián del Casal 
     Paul Verlaine deja a un lado la copa y vuelve sus ojos hacia La Habana.  ¿Qué es para Paul Verlaine la mítica isla antillana?  Un puerto bullicioso, unas mujeres vestidas con vaporosas muselinas, una bailarina, voluptuosa mulata, con bamboleantes argollas de coral y un pañolón deMadrás a la cintura. Una guitarra, un estrepitoso guacamayo con los colores del iris, y largos tragos de rhum, mañana y noche.  ¡Qué espejismo de antillas y floridas, qué leyendas! 
     Los ojos de Verlaine rebuscan en La Habana una calle silenciosa, oscura bajo el sol.  Quiere dialogar con un hombre triste que escribe los mismos versos de los poetas tristes de Constantinopla o de Angkor. 
    El Fauno en vacaciones acaba de leer un libro de poemas titulado Nieve.  ¡Un libro escrito donde  nunca ha nevado!  Quiere Verlaine hablar de tú a tú con el creador de esos poemas.  Ha tocado el  viejo Fauno el sufrimiento de una vida nacida para la Belleza, pero encadenada a lo rutinario, lo feo, lo irritante. 
     Dentro de esa misma prisión existió Paul Verlaine joven.  Él sabe muy bien de quéhabla el lejano habanero cuando dice hastío y dice tristeza.  Con la lectura de los poemas semineuróticos del habanero, él ha vuelto a vagar por el sombrío territorio de la desesperación. Vuelve a vivir su juventud hecha de alucinaciones y de perseguir unicornios inexistentes.  Él sabe lo que es sentirse estorbado por el mundo y estorbándole al mundo.  Quiere por hermandad de maldito encontraral  habanero y dejarle la mano sobre el hombro. Ya él no llora, pero sabe que el otro llora todavía. 
El Fauno arrepentido deja sobre las rodillas de Julián del Casal una carta.  La escribió al leer los amargos lamentos de Nieve.  Ve en los ojos del habanero la trágica decisión de escapar de la vida, y se conturba el corazón del Fauno, pues él también se asomó al silencio de los silenciosos yretrocedió en el último instante, refugiándose y salvándose en los brazos maternales de la poesía, de la otra poesía. 
     Para serenar al poeta, Verlaine le cuenta a Casal toda su vida.  Le habla de aquel ángel y demonio que fue la luz mayor de su existencia, y acaba de morir lejos del corazón del Fauno, arrojado del Paraíso de la poesía.  ¡Los ojos de Rimbaud adolescente, Verlaine los ve refulgiendoen la mirada misteriosa del habanero extraño, bello, triste y fatal como el Otro, el ya Innombrable! 
     En su rincón de París, con solo cerrar los ojos borra Verlaine su encuentro habanero.  Regresa a la Realidad, y a botasillas escribe una carta.  Intenta aliviar con ella la desesperanza del Habanero  Triste.  Le aconseja que como Huysmans, a quien el antillano adora, deje las letras y se hundaen las claridades de la fe. 
     Carta inútil.  A pesar de que le fue leída, con trémula vocecilla de alondra huérfana, por Juana Borrero a Julián del Casal, su inapresable Julián.  De su melancolía no le sacaba ya nadie, ni siquiera Baudelaire si viviese. 
     Saboreó un instante la música derramada por el Fauno en su alma, pero volvió a encerrarse en sí mismo.  No dijo más.  Estaba maduropara la muerte, como la fruta a punto de desprenderse del árbol.  Nada ni nadie podía serenarle ya la angustia de llevarse en peso a sí mismo por las llanuras de la vida.  Verlaine le acercó, como una extrema unción, la palabra vivificadora de la Poesía. 
Gastón Baquero 
 
Seres enigmáticos / El hombre de las muletas de níquel 
     ¿Es el hijo de un conde o el nieto de un marqués?  No lo he podidoaveriguar.  Pero de cualquiera que sea, este hombre ha debido nacer en un lecho de príncipe, todo de madera preciosa, con incrustaciones de nácar y oro, bajo su pabellón de seda azul, ondeando entre lambrequines de plata. Con su gorro de blondas, por entre cuyos vuelos rizados asomaría su rostro, como botón de lirio enfermo entre hojas amarillentas, debió adormecerse en los brazos robustos de...
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