La nación, según Renan

COMENTARIO SOBRE “QUÉ ES UNA NACIÓN”, DE ERNEST RENAN



Resumen e ideas principales

Lo que Renan parece proponerse es demostrar que el concepto de “nación” no puede ni debe gravitar sobre presupuestos de origen dinástico, étnico-racial (etnográfico, tal y como él lo denomina), lingüístico, religioso, geográfico, de intereses comunes o de factores militares. He escrito “debe” porqueRenan no lleva a cabo tanto un análisis de carácter histórico (de qué modo han surgido efectivamente las naciones) como una exhortación históricamente fundada (en qué no deben aquéllas basar su existencia presente y desarrollo futuro). A lo largo de todo el texto mantiene un debate, latente pero no por ello menos tenso, con quienes sostienen que, en efecto, la nación lleva implícito en su seno unsustrato, ineluctable, de homogeneidad racial, lingüística, religiosa o una combinación de ellos.
La conferencia, dictada en 1882, tiene profundas connotaciones políticas, que escapan a una lectura descontextualizada. Fue dictada doce años después de la derrota francesa en Sedán, que puso término a la guerra contra Prusia con la subsiguiente pérdida de Alsacia y Lorena, anexionadas por Alemania.Renan discute en ella, pues, los rasgos distintivos de un nacionalismo cultural que, en su versión alemana, ha significado para Francia la pérdida de una parte de su territorio nacional1. De modo que su argumentación, en tanto que refutación, parece más sólida cuando describe lo que a su juicio no es una nación, que cuando prescribe lo que, también a su juicio, es o debe ser.
En la primeraparte, el autor refiere someramente el origen histórico de las naciones europeo-occidentales, cuya acta de nacimiento fecha hacia el año 843 (Tratado de Verdún) con la desaparición del imperio carolingio. Es interesante resaltar que ya desde el inicio Renan asocia la idea de nación con la de ciudadanía (“No hubo ciudadanos egipcios, del mismo modo que no hay ciudadanos chinos”2), que más adelantecompletará con las de historia común y “consentimiento”.
En su repaso histórico, localiza los orígenes del principio nacional en las invasiones germánicas que liquidaron los restos del Imperio Romano de Occidente. Los pueblos germánicos “impusieron [sobre las poblaciones de aquél] unas dinastías y una aristocracia militar […] que adoptaron el nombre de sus invasores”3. Otros dos elementos decisivosen el proceso fueron la doble adopción por parte de los invasores tanto del cristianismo como de las lenguas romances. Así pues, monarquías, ejércitos, religión y lengua son los cuatro pilares que darán lugar en su devenir histórico conjunto a las modernas naciones europeas. Y no se engaña Renan respecto al modo en que la unidad nacional fue imponiéndose: la nación y el estado (más adelante aludiréal modo en que ambos conceptos se funden u oponen en su concepción) son fruto de un acto de violencia original4. Ahora bien, tan inevitable es tal acto como deseable es el hecho de que no deba formar parte de la memoria colectiva: el olvido de las violencias pasadas es la sexta nota que Renan juzga “factor esencial en la creación de una nación”5. Las diversas coyunturas históricas implicandiferentes formas de acceso a la unidad nacional: una dinastía en el caso de Francia; la “voluntad directa de las provincias” 6en el caso de Holanda, Suiza y Bélgica; o un “espíritu general”7 en el caso de las tardías reunificaciones alemana e italiana; no importa, puesto que lo decisivo es que siempre “una profunda razón de ser ha presidido estas formaciones”8. Aquí se entrevé ya el concepto de naciónque el autor va dibujando: en el origen, un acto fundacional violento protagonizado por una dinastía apoyada en una aristocracia militar; la unidad política resultante se consolida a través de la adopción de una religión y una lengua comunes; pero, y este es el punto al que Renan sin duda quiere llegar, la continuidad (presente y futuro) de la nación ha de sustentarse sobre valores diferentes,...