La Naturaleza Del Leer

LA NATURALEZA DEL LEER
Marco Colón

Convenimos en una idea que se fue posponiendo dados los días
de reposo, que más bien fueron de relajo y gozo correteando
por esas praderas encantadas de los páramos tachirenses, de
Táriba hacia los peñascos del Zumbador, hasta dar con los valles
del Espíritu Santo de San José, donde nació el misterio y el
miedo a la lectura gracias a los secretos delector amateur de mi
tozudo padre.
Pienso que hay una naturaleza del leer y que cada lector se
adhiere o apoya en esa naturaleza a su real antojo y
competencia.
En el principio de los libros está el olor a tinta -sin son nuevos- o
el fragor del polvo y la polilla si han pasado por la piel del sudor
de sus primeros lectores. Pero ese es un principio olfativogustativo que nada tiene que ver conel fundamento filosófico,
estético, ideológico o doctrinario que mueve a los
descubrimientos y las pasiones. Por supuesto que parto del
hecho sobrentendido de que hablo de un lector juicioso,
adiestrado, sinuoso que sabe lo que busca y que también sabe lo
que rechaza. Porque la otra cara de este fenómeno de la lectura,
sería aquella de la lectura escolarizada, institucionalizada, eso
que enotros términos podría llamarse la “alfabetización
funcional” que no es más que una obligación de “instrucción
pública”. Pero, como dijo alguien alguna vez: “la literatura no va
a la escuela”.
Ahora bien, ¿se lee para entender al mundo o para entendernos
a nosotros mismos como ese “uno”, esa mónada que resulta

indivisible pero integrado a un cosmos múltiple y variable?
¿Acaso la lecturano nos individualiza aún más; nos aísla, nos
distorsiona el sentido de realidad tal como la percibe “cruda” ese
perverso sentido común que, al parecer, resuelve más que
todos los libros juntos.? ¿Nace de la experiencia lectora un
“juicio final”, inamovible, irreductible? ¿Podemos apiadarnos de
la alienante experiencia de Peter Kien, en Auto de fe, de Elías
Canetti, quien no digeríamentalmente todos sus libros y sentía
que su cabeza ya no podía con el peso de tanta lectura, de tanta
hoja, de tanto lomo empastado, y se veía caminando ladeado
por ese peso invisible pero real, y entonces optó por un
ayudante que –intriga irónica- resultó un enano deforme y con
ínfulas de llegar a ser campeón mundial de ajedrez? Otra
pregunta para seguir tejiendo el dilema: ¿Leemos para entenderal otro y sacrificar el sentido último que nace de tu propio ser, de
tus propias dudas e incertidumbres, y de esa opaca inteligencia
que musita y deletrea y calla por dentro lo que pudiese ser una
luz, un foco inédito en esa bestial competencia del lector ideal,
universal o múltiple?
Alguien decía que en la propia naturaleza del leer está la
incomprensión de lo que se lee (tanto para losentendidos como
para los mediocres). Borges sentía más orgullo por lo que había
leído (y entendido) que por aquellas hojas prodigiosas que legó a
la memoria de nuestra literatura.
Mas para leer, obviamente que tenemos que contar con lo que
ya está escrito. Y esa escritura nace con un propósito deliberado,
con una intención y una verdad intrínseca. (A no ser que se trate
de la escrituraautomática de los surrealistas) ¿Leer bien
entonces es dar con esa intención y esa verdad que el escritor
ha querido proyectar, fijar o desnudar en sus palabras? ¿Y si

resulta que somos más inteligentes que el escritor? ¿Si resulta
que el escritor es un genio sólo comprendido y “traducido” por
genios?
Creo que en este punto, se imponen algunas categorías teóricas
fundamentales para la comprensiónepistemológica de la lectura.
La teoría de la percepción estética, por ejemplo. ¿Qué nos
permite el lenguaje en su percepción artística? ¿percibimos
símbolos, ideas, imágenes?
¿De qué modo entonces
trasladamos, “traducimos”, todo ese bagaje de cosas al lenguaje
de nuestro entendimiento y comprensión? Nos conectamos aquí
con las tesis de la hermenéutica y la “comunidad de intérpretes”...