La Necesaria Plasmación De Las Imégenes

La necesaria plasmación de las imágenes
(Texto para el catálogo del Concurso de Fotografía. Fundación UNICAJA, Almería 2006)

En 2006 pensamos la fotografía de otra manera. O ya ni siquiera la pensamos. Simplemente miramos y damos a mirar lo visto, sin que medie un segundo. Fotografiar ya no es guardar la memoria, sino compartir una mirada instantánea, concreción del presente más rabioso quese puede comunicar en el mismo instante de haberse producido, a kilómetros de distancia, como una culminación paroxística del enlace espacio/temporal que define a la fotografía. La imagen digital contemporánea no nació para ser fijada, pues pasa de ojo a ojo con la rapidez de la luz. El instante digital se repite como un flash en la retina del receptor en un lapso de tiempo tan breve que seconfunde con la experiencia del propio tiempo presente. De alguna manera es como una vuelta atrás en la moviola del tiempo y no aporta nada nuevo: tal como llega, se va. Esa imagen puede ser, incluso, una mirada involuntaria, pues a veces esperando un mensaje verbal nos ha llegado una fotografía a la terminal del ordenador o del móvil. Se podría reconstruir el mundo, una vida, a base de juntar lainfinidad de piezas virtuales medidas en milésimas de segundo que se van extrayendo por doquier. ¿Alguna vez a alguien se le ha ocurrido contar las cámaras fotográficas que salen a su paso en un recorrido por la calle? Ya ni nos percatamos. De hecho los medios de comunicación están tranquilos porque, para cubrir un acontecimiento de actualidad, no tienen que tomar la precaución de desplazar fotógrafosprofesionales: seguro que en cualquier lugar, por remoto que sea, habrá una cámara para registrarlo, una cámara consciente, además de aquellas otras fijas que registran el paso sonámbulo de los transeúntes, elevadas sobre los mostradores de los bancos, las recepciones de los hoteles, las cajas de los supermercados… Y el registro no tiene que ser necesariamente desde ese dispositivo que todosconocemos como cámara fotográfica. Ahora se puede hacer la fotografía desde un teléfono, lo que hace unos años produciría el mismo efecto cómico que cuando veíamos al detective televisivo hablar a través de su zapato. El instante dura esa fracción ínfima de tiempo que no conoceríamos si no lo hubiéramos detenido. Pero la imagen, materialmente, no dura mucho más: viaja, se diluye en las ondas y vuelve aconcretarse en el plasma de una minúscula pantalla de móvil, de un ordenador o de la televisión, reproduciendo aquel punto de vista excitado por la curiosidad y volviendo a la nada. Yo he visto, luego yo enseño. Un espejismo del yo que busca el alcance de una vanidad pocas veces recompensada con el recuerdo.

Pero aquí estamos hablando, todavía, y no sabemos por cuanto tiempo, de otra clase deimágenes, de otra clase de miradas; de otra cosa. Estamos hablando de la imagen que nació para ser plasmada, para radicarse en el tiempo de una copia sobre papel. Y parece que esta inquietud creativa de los fotógrafos y fotógrafas que copian sus fotos no está emparentada con las motivaciones que arrojan ese río de imágenes que nos desborda en la era digital. Tampoco estos fotógrafos son simplementelos herederos/as de la vieja tradición fotoquímica a punto de extinción. Lo que les distingue es el proceso vivido desde la excitación de la mirada hasta la conciencia de una voluntad de perdurabilidad de la imagen. La opción de la plasmación, de la fijación. No es lo mismo compartir las fotografías en un blog que introducirlas en el mundo de lo tangible, darle una existencia material,concretarlas en el contraste del pigmento, de la sal de plata, encontrando la tonalidad exacta para el color, dándole un tamaño adecuado que obligará a la visión cercana, o por lo contrario a la distancia, eligiendo la textura y el peso del papel, para barnizarla de brillos o aterciopelarla en los mates, sopesar con la balanza del montaje el sentido interno de una secuencia, y ligarlas a otras hermanas...