La niña de la mirada perdida

Páginas: 29 (7188 palabras) Publicado: 4 de noviembre de 2014
La niña de la mirada perdida
José Rafael NUÑEZ CORONA
Mención honorífica del «Concurso de Cuento Corto Latinoamericano» convocado por la Agenda Latinoamericana'2004, otorgado y publicado en la Agenda Latinoamericana'2005
Desde antes de la salida del sol, una mujer de origen haitiano corría velozmente por la calzada de una importante avenida de Santo Domingo, para colocarse en su puesto detrabajo antes que llegara el chinero o el vendedor de naranja, quien le estaba disputando ese puesto ubicado debajo de la escalera de concreto armado de un enorme puente peatonal que cruzaba la importante autopista Duarte de la ciudad de Santo Domingo, la haitiana llevaba consigo una niña de piel oscura igual que ella, colgada en un brazo casi guindando, mientras que en el otro llevaba un ampliocartón lamparazo y una vieja cartera muy maltratada.
Desde muy temprano procuraba colocarse en su puesto de trabajo debajo del enorme puente por donde pasaban millares de personas desde muy temprano, la mujer no era estudiada, con facilidad se podía determinar, además hablaba un pésimo español el cual nunca había estudiado, aunque lo hablaba con muchísima dificultad, pero parecía que tenía otrosconocimientos que le eran más útiles, aunque estoy seguro de que tampoco los había estudiado, eran aspectos de la sociedad dominicana que le ayudaban a ejercer muy bien su trabajo, tales como: ubicarse en su puesto de trabajo mucho antes que los transeúntes estuvieran recorriendo las calles con sus recios pasos, y lo hacía con su única herramienta que tenía para laboral, la cual era la niña de lamirada perdida, una niña que aunque no era ciega lo aparentaba perfectamente, engañando así con suma facilidad a los que transitaban por el lugar, la niñita que no llegaba a los cinco años de edad era de origen haitiano al igual que la mujer que supuestamente la atendía, aunque parecía que no eran parientes una de la otra, por la forma abusiva que dicha señora sometía a esa pobre criatura, donde lasduras jornadas de trabajo eran muy crueles, donde la niñita tenía que permanecer en un lugar fijo hasta más de quince horas corridas diariamente, que más que una jornada de trabajo yo diría que eran jornadas de torturas inmisericordes, porque la pobre haitianita tenía que aguantar aire, sol y sereno, donde tenía que simular muy pacientemente la ceguera que no existía en su vida, acostada siempreen el rústico suelo, encima de un cartón sucio y mal oliente, con su carita lánguida y afligida, mostrándola al público para que no se escapara de la culpa que tenía que pagar, por haber mirado un rostro que partía el alma en mil pedazos.
Esa pobre niña se tenía que mantener así en una misma posición casi por el día entero, como si estuviera frisada o petrificada, como si fuera una estatua negrahecha en honor a la esclavitud, y se mantenía así sin importar el fuerte sol que muchas veces hacía en aquel lugar, de aquellos días calientes de mi país tropical, y no eran pocas las veces que le rodaban las lágrimas por las mejillas sucias de polvo y humo, cayendo las lágrimas pintadas de negro en el asqueroso cartón, y todo por lo fuerte que le llegaban los rayos de sol, rayos que no teníancondolencia de nadie ni de nada, pero aun así ella se mantenía en su posición tranquilita, sufriendo con valor, día tras día, obligada claro está por su compatriota tutora que por cierto se veía fuerte y muy apta para trabajar, con esos músculos bien formados y con una juventud que aún no se había alejado de su vida, pero ella se sentía mejor, recolectando algunas monedas que la gente le lanzaba alcaminar cuando se veían con el alma partida por haber observado de reojo a la haitianita que siempre daba compasión.
Pero esos pesos, que muchas veces rodaban por doquier, eran precisamente el más grande estímulo que tenía la fuerte mujer haitiana para no trabajar, por lo cual cada día ponía mucho más empeño en su fácil trabajo y mucho menos condolencia en la niñita que ella arrastraba hasta...
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