La niña en el pozo


Las miradas de Cayo estremecían a cualquiera que se atreviera a mirar; ahí, en aquel lúgubre lugar de siempre, en ese pozo sin fondo cuya oscuridad sólo permitía ver esos ojos inmensamente penetrantes.
Cayo, gruñía al silencio y quejábase de su infinita soledad, en la cual su única compañía eran aquellos rostros lejanos a los que él se deleitaba asustando con sus gruñidos.
De aquel pozo,hacía mucho tiempo que la gente ya no sacaba agua, todos sabían que Cayo vivía en él; ese monstruo repugnante y feo, de muy mal carácter y agresivo. Todos le temían, aún, los más viejos; nadie sabía en realidad qué edad tenía ni cómo se veía, pasaban años, quizás siglos, en que Cayo no mostraba su rostro.
La ciudad había crecido y la leyenda seguía viva; Cayo escuchaba a lo lejos el barullo delos autos y eso le enfurecía, estaba cansado de tanto ruido, estaba cansado de que la gente se acercara a mirar su pozo. De vez en cuando, de noche, a sabiendas de que nadie estaba ahí, Cayo se ponía a llorar. Un día lejano, él tuvo una familia, pero no estaba seguro de cómo ni por qué, terminó viviendo en ese lugar. Cayo, Cayo, Cayo ¿por qué estás en el pozo? Se preguntaba día tras día; luego, sialguien se acercaba volvía a gruñir cada vez más fuerte, para que nadie notara su tristeza.
El hecho es que los ancianos hablaban a sus hijos, ellos hablaban a sus propios hijos y así por generaciones, sobre lo feo y lo malo que era el monstruo del pozo y los gruñidos de Cayo aportaban una suerte de corona a la historia. Le temían, y él se sentía un monstruo.
Algunos niños jugaban a sertemerarios, bajando en una canasta que ataban a la cuerda de la antigua polea del agua, pero no llegaban muy lejos debido a que los gruñidos los alentaban a jugar a otra cosa; una tarde, olvidaron sacar la canasta y una niña, Anastasia, viendo que su hermano se divertía ahí, quiso imitarlo.
Anastasia era una niña de unos 7 años, valiente y decidida, y gran admiradora de su hermano mayor Germán, de 13.Esa tarde, Anastasia esperó a que los niños se hubiesen ido y quiso bajar a ver por qué todos se revolucionaban tanto por ese hoyo negro y húmedo Nada de interesante en un hoyo, pensó. A esa hora Cayo dormitaba triste, pensando en por qué estaba tan solo; cuando Anastasia comenzó a bajar él ni siquiera advirtió su presencia en el pozo, así que no hubo ocasión de espantarla. Bajó y bajó, cuandode pronto, la cuerda no dio tope y la canasta comenzó a caer a toda velocidad. Anastasia caía, y sentía que el miedo le cerraba la garganta y le impedía gritar; no supo por cuánto estuvo cayendo, pero comenzó a darse cuenta de que las paredes del viejo pozo tenían unas vetas hermosas, de colores muy vivos y brillantes. De pronto, aterrizó, extrañada se preguntaba por qué no había muerto con elgolpe Suerte, se dijo; había caído de lleno en el peludo lomo de Cayo, quién, como era de suponer estaba muy molesto por el duro golpe. Dolorido, se levantó pensando que le habrían tirado una piedra más grande de lo habitual, y comenzó a gruñir con gran estruendo; la niña lo miró impresionada por su gran tamaño, pero no se movió, y él, que hacía mucho tiempo que no veía gente, se sorprendió desobremanera, comenzó a temblar de pies a cabeza y corrió a ocultarse entre las sombras.
Anastasia era curiosa, y quiso saber quién era el hombre tan extraño que se encontró en el pozo. Cayo gruñía tímido desde la oscuridad, más que un monstruo, parecía un gato asustado y la miraba desde la sombra. La niña soltó entonces una pequeña risita entre curiosidad y nervio, y preguntó ¿quién eres? ¿quéestás haciendo aquí?, al no obtener respuesta le dijo Soy Anastasia, me caí, me ayudas a subir, apuntando a la boca del pozo.
La niña lo miraba sonriente, y Cayo se asomó un poco para ver a dónde apuntaba la niña; supo que era de fuera, pero llevaba tanto tiempo sin hablar con nadie que no recordaba cómo hablar; se sintió frustrado y molesto, y pronto, comenzó a gruñir muy fuerte otra vez y se...