la noche
Caminaba como siempre para llegar a mi destino, un local antiguo donde vendía regalospara todas las ocasionas; trabajaba ahí de 8a.m. a 3 p.m. y siempre estaba ocupada.
Aquella mañana llegó una señora con un vestido rojo, escote en “V” y tacones muy altos con loscuales apenas podía caminar, traía el cabello suelto y con lalluvia se le había esponjado un poco. Tenía mucha prisa y me pidió un regalo para un niño de siete años el que fuera,no importaba; tomé una pistola de agua, era el juguete más cercano que tenía, pidióque lo envolviera con cualquier papel; que mala mujer de seguro era para su hijo el cual estabacumpliendo años y no se tomó ni la molestia para escoger un buen regalo; en fin se lo entregué, pagó yse fue…malvada ni las gracias dio.
Después llegó el muchacho del cualestoy perdidamente enamorada, es alto, tez blanca, cabello oscuro, complexión mediana y muy lindo; siempre pasamos muchas horasplaticando las cuales se me pasan volando; el no sabelo que siento y me parecía que era hora de que se enterara. Entró, como siempre, sonriendo; traía pantalones cargo (aquellos que tienen muchasbolsas) color caqui una playerablanca estampada y una gorra; me saludo preguntando cómo estaba a lo que conteste que bien seguido de –tengo que hablar contigo- , el se puso serio y solo me dijo dime,que te puedoayudar y comencé a plantearle la situación. Mientras más hablaba la expresión de su cara comenzó a cambiar así que decidí finalizar diciendo que era una broma el sonrió y se fue.
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