La novela
Un poco después cuenta Ismael cómo conoció a su esposa Otilia. La ve en el terminal de buses de San Vicente, sentada en una banca, y lo deslumbran sus ojos negros, su cintura delgada y "la grupa grande detrás de la falda rosada". Se sienta a su lado, pero ella se levanta yse aleja. En la banca vecina hay un hombre viejo, vestido de blanco. Otro hombre, joven y delgado, va directo hacia aquél, le pone un revólver en la frente y dispara. Segundos después mira a Ismael, arroja el arma y se marcha tranquilamente. Ismael se da cuenta súbitamente de algo que lo horroriza: el asesino es un niño de once o doce años. Entonces se dirige al baño del terminal y allí seencuentra a Otilia en el momento justo en que ésta se levanta el vestido hasta la cintura y se sienta. La mira mientras cierra la puerta y ve en sus ojos no sólo el miedo y la sorpresa sino el gozo de saberse admirada. De nuevo, la conjunción de la escena de muerte y la escena erótica.
De las páginas iniciales de esta novela podría decirse que tienen un aire idílico si no fuera porque el idilio estápor completo arraigado en la atmósfera de la violencia. La primera frase dice: "Y era así: en casa del brasilero las guacamayas reían todo el tiempo". Luego se habla de las naranjas, de los tres gatos, de los peces en el estanque. La mujer del brasilero también parece naturaleza inocente, siempre envuelta en la risa de las guacamayas, como un leit-motiv musical. En la primera imagen que aparece deella en el libro la vemos desnuda, a la sombra de una ceiba, sin más preocupación que su propio cuerpo. San José era un pueblo de paz, dice el narrador, "si ella nos daba la gracia de salir a pasear". Los niños, el hijo de Geraldina y la cocinerita de la casa, juegan entre los árboles y ruedan abrazados sobre la hierba. El niño es también un mirón, como el viejo Ismael, y acecha a la niña como enun juego de escondidas, debajo de la mesa. El erotismo sería el lado idílico de la historia, un erotismo casi edénico, anterior al pecado, si no fuera por su ambigüedad. "¿No te da vergüenza?", le dice Otilia a su marido. "No. ¿De qué?", responde él. "De ti mismo, a estas alturas de la vida". El mismo Ismael siente alguna vez como "un torbellino de agua turbia" en su interior. Pero en las...
Regístrate para leer el documento completo.