la paja voladora
PÁRMENO.- Temblando está el diablo como azogado. No se puede tener en suspies, su lengua le querría prestar para que hablase presto. No es mucha su vida, luto habremos de medrar de estos amores.
PÁRMENO.- Sempronio, cóseme esta boca, que no lo puedo sufrir. ¡Encajado ha lasaya!
PÁRMENO.- Y aun viste como canta. Y esta puta vieja querría en un día, por tres pasos, desechar todo el pelo malo cuanto cincuenta años no ha podido medrar.
PÁRMENO.- Bien sufriré yo más quepida y pele, pero no todo para su provecho.
PÁRMENO.- ¿Y que calle yo, Sempronio? Pues si nuestro amo te oye, tan bien te castigará a ti como a mí.
PÁRMENO.- ¡Oh Santa María, y qué rodeos busca esteloco por huir de nosotros, para poder llorar a su placer con Celestina de gozo y por descubrirle mil secretos de su liviano y desvariado apetito, por preguntar y responder seis veces cada cosa sinque esté presente quien le pueda decir que es prolijo! Pues mándote yo, desatinado, que tras ti vamos.
PÁRMENO.- Ya escurre eslabones el perdido, ya se desconciertan sus badajadas. Nunca da menos dedoce, siempre está hecho reloj de mediodía. Cuenta, cuenta, Sempronio, que está desbabado oyéndole a él locuras y a ella mentiras.
PÁRMENO.- Sálgome fuera, Sempronio. Ya no digo nada; escúchatelo tútodo. Si este perdido de mi amo no midiese con el pensamiento cuántos pasos hay de aquí a casa de Melibea y contemplase en su gesto y considerase cómo estaría aviniendo el hilado, todo el sentido puestoy ocupado en ella, él vería que mis consejos le eran más saludables que estos engaños de Celestina.
PÁRMENO.- Señor, que yo y Sempronio será bueno que la acompañemos hasta su casa, que hace mucho...
Regístrate para leer el documento completo.