La pantalla global
IMAGEN-‐EXCESO
De
la
era
del
vacío
hemos
pasado
a
la
era
de
la
saturación,
de
la
demasía,
de
lo
superlativo
en
todo.
Así
como
la
sociedad
hipermoderna
se
distingue
por
una
proliferación
de
fenómenos
hiperbólicos
(bursátiles
y digitales,
urbanos
y
artísticos,
biotec-‐
nológicos
y
consumistas),
así
el
hipercine
se
caracteriza
por
una
huida
hacia
delante
supermultiplicada,
una
escalada
de
todos
los
elementos
que
componen
su
universo.1
Esto
se
refleja
de
entrada,
al
nivel
de
lo más
concreto,
en
la
longitud
misma
de
la
película.
En
otro
tiempo,
esta
cuestión
es-‐
tuvo
ligada
a
la
cantidad
de
bobinas,
que
imponía
una
duración
media
de
90
minutos.
Sólo
rebasaban
esta
medida
las
películas
excepcionales
y
cuya dimensión
de
saga
y
de
gran
espectáculo
lo
justificaba:
así,
por
ejemplo,
las
3
horas,
42
minutos
de
Lo
que
el
viento
se
llevó.
En
la
actualidad,
sin
embargo,
la
tendencia
es
la
duración
ilimitada,
sin
que
por
lo
general
haya
razones dra-‐
1.
Sobrelosvínculosdelahipermodernidadyelexceso,véansePaulVi-‐
rilio,
Vitesse
et
Politique,
Galilée,
París,
1977
[trad.
esp.:
Velocidady
política,
La
Marca,
Buenos
Aires,
2006];
Jean
Baudrillard,
Les
Stratégies
fatales,
Gras-‐
set,
París,
1983
[trad.
esp.:
Las estrategias
fatales.
Anagrama,
Barcelona,
2006];
Marc
Auge,
Non-‐lietix,
Seuil,
París,
1992
[trad.
esp.:
Los
no
lugares,
Gedisa,
Barcelona,
1993];
Pierre-‐André
Taguieff,
L'Effacement
de
lavenir,
Galilée,
París,
2000;
Gilíes
Lipovetsky,
Les
Temps
hypermodernes,
op. cit.
73máticas
que
lo
justifiquen.
La
duración
media
de
las
películas
ha
pasado
poco
a
poco
a
lh
40m,
luego
a
lh
50m
y
ahora
rozan
las
2h.
Y
naturalmente,
entre
las
superproducciones
no
hay
gran
espectáculo
que
dure
menos
de
tres horas:
Titanic
dura
3h
lOm;
y
Kíng
Kong,
siempre
gigante,
no
hace
más
que
alargarse
con
cada
nueva
versión:
la
de
Marian
C.
Cooper
y
Ernest
B.
Shoed-‐
sack,
de
1933,
lh
40m,
la
de
John
Guillermin,
de
1976,
2h
I4m,
y
la de
Peter
Jackson,
de
2005,
3h.
Esta
huida
hacia
delante
se
plasma
totalmente
en
otro
do-‐
minio,
en
las
películas
muy
espectaculares,
con
mucha
acción,
suspense
y
violencia
visual.
Destinadas
con
frecuencia
a
un
público
más
adolescente
que adulto,
las
megaproducciones
hollywoodenses
se
basan
en
las
claves
de
los
géneros
clásicos
(terror,
guerra,
catástrofes,
ciencia
ficción),
que
renuevan
con
estímulos
sensoriales
gracias
a
efectos
especiales,
un
ritmo
in-‐
fernal,
explosiones
sonoras,
un...
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