La peligrosa belleza de una rosa
-¿Por qué acepté ese estúpido trato?- se preguntó después de un momento en silencio.
El trato. El estúpido trato que marcó elcomienzo de una inacabable pesadilla, pero, ¿valía la pena, no? Una vida por otra. Un simple intercambio. ¿Por qué entonces sentía que su conciencia le advertía de algo malo que se avecinaba?
El chico se levantó, pagó la cuenta, comentó algunas cosas con otro chico de su costado y se fue. Lo vio salir a la calle, cruzar la pista, tomar un taxi y finalmente, desaparecer en la distancia. ¿Cuál era elnombre? ¿Danton? ¿Benson? ¿Fenton? Sí, ese era. Daniel Fenton, 19 años, estudiante de astronomía y astrofísica. Sin duda era un chico inteligente, como pocos. Reunía las cualidades adecuadas para ser todo un Don Juan. ¿Qué tendría él en contra de ese pobre chico?
Terminó lo poco que quedaba de su té, pagó la cuenta y, con un hondo sentimiento de tristeza, salió del descuidado local.
Su padre, todohabía sido por su padre. Por su padre había aceptado el trato con él. Y pensar que esta mañana iba a ir de campamento con Alaisa, Peter y los demás. Y pensar que el día anterior su padre había intentado comprometerla con uno de esos ricachones engreídos a la fuerza. Y pensar que en ese momento ella lo odió. Y pensar que, si no hubiera sido por el maldito trato, su padre ya no estaría aquí.
Sedirigió a un parque que estaba cerca de allí y se sentó en la banca más próxima. Cerró los ojos, percibiendo cada sonido que la rodeaba, desde el de las gotas chocándose contra su oscuro paraguas hasta el de los carros pasando por charcos de agua. Samantha sintió que alguien se sentaba a su lado. Abrió los ojos y vio con sorpresa al mismo chico al que perseguía, sentado a su costado, haciendo lomismo que ella había estado haciendo hace unos segundos.
Lo siguió mirando. Al parecer, el chico se sintió observado, ya que, al instante volvió su mirada hacia ella. Samantha se sorprendió aún más al ver esos ojos, aunque sabía disimularlo muy bien. Estuvo así, absorta en ese par de ojos celestes, hasta que reaccionó y desvió la mirada, avergonzada. Se levantó y se alejó rápidamente del parque.Caminó durante varios minutos hasta estar segura que lo había perdido de vista. Se tocó las mejillas, estaban ardiendo.
-Ay…..qué extraño…..-murmuró mientras reanudaba su camino.
*
Daniel llegó al restaurante cerca de la medianoche. Caminaba cabizbajo, contemplando la nieve en la vereda, con las manos escondidas en los bolsillos. Hace algún tiempo que ella había dejado suvida para siempre, pero en él reinaba la misma agonía que sintió la primera vez que oyó de la noticia. Después del funeral de Elizabeth, se encerró en su desordenado departamento y no salió por un mes. Faltó a la universidad, no contestaba el teléfono nunca, no recibía visitas, se descuidó, casi se volvió alcohólico, en fin, se deprimió. Tucker, su mejor amigo, trató de convencerlo de quedeprimirse no le servía de nada, pero él estaba más terco que nunca, así que hizo oídos sordos al consejo de su amigo. En realidad, todo se lo debe a Tucker y a Jazz. Fueron ellos los que lograron hacerle entrar en razón.
Entró al local y se dirigió a la mesa de encuentro. Allí le esperaban Tucker y Alessandro. Les dio un apretón de manos y se sentó.
-Hola, viejo, ¿cómo estás?- preguntó Tucker.
-Todova bien- dijo Daniel, encogiéndose de hombros.
-Bien, eh, tenemos algo que informarte…- anunció Alessandro, tan italiano como siempre.
-…algo malo- siguió Tucker.
-Bueno, ¿y qué es?- preguntó. No tenía muchas ganas de saber nada, pero sus caras de preocupación hicieron su pereza a un lado.
-Bueno, he recibido extrañas alarmas en esta última semana, descubrí que es un fantasma nivel 11, muy...
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