La pelota no se mancha
Ocurre también que los arquitectos de todas y cada una de las cuatro Champions alzadas por estainstitución son insultados a cada ocasión por los actuales gestores del club: de hecho, se les ataca más a ellos, que en justicia deberían dar nombre al museo o a los goles del Qatar Stadium, que aningún otro personaje del planeta fútbol. Ya puestos a bucear en la miseria, tenemos que creernos lo de los ocho millones en opciones preferenciales sobre jugadores ignotos y tragar con la opacidad delos números del fichaje de Neymar, y no mentar, so pena de acabar en un juzgado, el oscuro rombo Rosell-Teixeira-Qatar-Andorra.
Con este panorama, cuando se suceden los casos de Abidal y Mickeal unoya no puede ocultar su vergüenza. Y nos asalta la vaga sensación de ser unos traidores: sabemos que deberíamos vibrar muy fuerte ante la inminente visita del Sevilla, y coger un enorme trozo de panpara mojarlo a fondo, porque la catástrofe en Florentinópolis se huele desde aquí… Pero no. No nos sale. Tal vez la culpa sea nuestra, por habernos acostumbrado a esa cursilería llamada relato, por...
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