La perdición de los hombres
Arturo Ripstein/2000
Rodolfo Y. Calzada
Este lío de faldas doblemente laureado en San Sebastián, de uno de los directores más importantes deLatinoamérica, que incursionó sin crédito como asistente de Buñuel, en El ángel exterminador, nos presenta un embrollo barroco del habla coloquial en algún lugar de la olvidada provincia mexicana, no muy lejosdel centro, tampoco de la costa.
Todo versa alrededor del asesinato de un hombre a manos de sus compañeros de equipo de béisbol, la razón, las malditas mujeres… Es la envidia, el rencor y lavenganza, tal vez sólo una, tal vez ninguna, sin embargo, aquél hombre ya inerte, sirve de chivo expiatorio de culpas y frustraciones, así da sentido a las acciones de quienes le rodean, en un lugar en elque no pasa nada y cuando pasa, todo es culpa del muerto.
Los críticos más severos tildan de absurdo e inverosímil la intención de Ripstein de querer retratar en síntesis alguna nota roja dela cotidianidad provinciana, inclusive le endosan falta de sensibilidad en la dirección de los actores, y es que parece farsa, hecho al aventón… un videohome en blanco y negro, con los arquetipos delviejo cine nacional, pero con los histriones de la televisión popular.
Muchos encontramos ahí la genialidad, lo ilógico está en creer que la ficción copia la realidad, al contrario, se crea lapropia; los diálogos, conjunto de pleonasmos y absurdos entretejen la trama y urdimbre de un extenso chiste negro, que en su espíritu absurdo, irónicamente se convierte en poema, a semejanza de latrivial vida, que en sumatoria de tragedias al final resulta comedia, seguramente regocijo de Molière.
Les recomendamos, guardar silencio y escudriñar todas las acciones, la atención superficiallos perdería entre los endecasílabos y neologismos que empastan dicha obra. La moraleja es la crítica contra la aplanadora globalización, que destruye con paso arrollador a las culturas del mundo y...
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