la perdida de grecia
En 2011 Bruselas aseguraba que el recorte de la deuda pública griega era un caso aislado. Eso no impidió un pánico general en la deuda de la periferia, incluida España.La fragilidad bancaria en varios países del Sur abre la puerta a que ahora pueda repetirse un episodio así, si la precaria confianza que ha alcanzado la eurozona desde aquellas palabras mágicas deMario Draghi (“el BCE hará todo lo necesario para salvar la moneda única”) se esfuma. El Eurogrupo está jugando con fuego.
El rescate salva a los bonistas y se ceba en los ahorradores, algo que nohabía ocurrido hasta ahora y que en parte se justifica por lo particular de la economía chipriota: el peso de los depósitos de Chipre equivale a cuatro veces el PIB del país (en España se trata solode una vez del PIB). Además, el dinero ruso usó esa fórmula a modo de lavandería. El objetivo de la eurozona es doble: hacer pagar parte de los platos rotos a los rusos —y dar un escarmiento aChipre— y conseguir una fórmula agradable para los votantes alemanes, la otra variable fundamental en esta ecuación. Bruselas llegó a la conclusión de que es más justo que los depositantes compartan lafactura con los contribuyentes europeos: la banca chipriota pagaba por estos depósitos altas remuneraciones, de hasta el 10% a los extranjeros en algún banco, algo que recuerda peligrosamente a...
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