la pobreza no tiene voz


La pobreza no tiene voz
 ¿Cómo se sentirá que una persona que ha dedicado su vida entera al trabajo, vaya camino a su casa y se agache para recoger alguna moneda que ve enel pasillo del metro?  ¿Cómo se sentirá esa misma persona, que al momento de la jubilación no tenga dinero para vivir el resto de su vida en paz?
Muchas veces uno va por lacalle y ve a personas de tercera edad barriendo éstas, notando su cansancio y su poca vitalidad. Todas estas personas no pueden optar a un mejor trabajo, ya que muchos de ellosno pudieron terminar su educación, o nunca la tuvieron.
No creo que sea propio que en un país como Chile, que aunque sea tercer mundista, teniendo uno de los índiceseconómicos más altos de sudamérica, hoy el 2013 hayan ancianos y ancianas jubilados, que aún con orgullo, se ahoguen de pena y vergüenza al tener que esperar la medianoche paraencaminarse a algún supermercado, restaurant o incluso un basurero para encontrar algo de comida y seguir sobreviviendo.
 ¿Qué sueños y aspiraciones habrán tenido de niños? Seguramentecomo todo niño, también crearon castillos en su mente, pero para la gran mayoría eran de naipes.  ¿A quién recurrir, a las municipalidades, o alguna otra entidad de gobierno?O tal vez un filántropo.
Pero, la realidad supera a la ficción y la vida misma los remece, nuevamente están en el suelo. Ahora, sus aspiraciones no son para ellos, son paralos hijos de sus hijos,  ¿Serán aquellos viejos sueños los mismos que tendrán para su descendencia? Ni siquiera sueños de grandeza, sólo aquello que los haga ser personasdignas.
Sólo nos queda, darnos un poco más.
-Gabriela Puga Guzmán