La Posibilidad Incompleta: Literatura Y Discurso Social.

La posibilidad incompleta: Literatura y Discurso Social.


Un ejercicio que la imaginación literaria frecuenta en ocasiones, conjetura la posibilidad de un tiempo (en general, futuro) carente de literatura. Una sociedad, totalitaria o no, en la que los relatos y los poemas literarios se hayan esfumado. No un mundo sin libros, sin el objeto que denominamos libro, sino un mundo despojado detoda literatura, en el estricto common sense de textos con fines estéticos producidos por artistas. Esta fantasía, ensayada en múltiples relatos, no parece nada descabellada. Un mundo sin literatura no sólo puede ser parte del futuro; lo fue, ante todo, del pasado. La invención de la literatura y de sus subsidiarios discursivos, significó un hecho histórico, problemático y contradictorio. Lacondición que vuelve a un texto literario, su raison d’etre, aún es discutida en una arena de lucha que involucra posiciones estéticas, éticas y políticas, siempre históricas. ¿Qué es la literatura?, ¿qué textos cumplen con los requisitos o las condiciones necesarias para ser incluidos en el magma literario?, ¿por qué deben responder a esas condiciones y no a otras?, ¿cuál es la diferencia entre eldiscurso de la historia, el de la física y el de la literatura?, ¿qué distingue a una receta de cocina o a un artículo periodístico, de una novela o un poema?, ¿el estatuto de lo literario está arraigado en la sustancia del lenguaje que configura los textos del campo, o en una relación inquebrantable de esos textos con sus condiciones de producción, recepción y circulación, además y sobretodo de serconcomitantes a una esfera de la praxis social específica?. Las preguntas aguijonean los estudios literarios, los increpan con una insistencia exasperante, para hacerlos tambalear en sus propias contradicciones internas, cuya inconsistencia transparenta las respuestas de los propios críticos y escritores.
Imaginemos ahora que en ese mundo posible, donde el vocablo literatura forma parte de unléxico inexistente, se encuentran un día textos literarios del pasado. ¿Cómo clasificarían los habitantes de ese mundo a las ficciones, los poemas y las epopeyas que hallaron almacenadas y hasta ese instante desconocían? ¿Recuperarían acaso la palabra literatura para mencionar a todo el conjunto, o imaginarían otro término, en relación con sus propias prácticas discursivas hegemónicas?. Tal vezéste sea el camino propicio para pensar la condición de lo literario sin apostar por una definición exacta que ponga en riesgo la propia existencia de la literatura; articular una definición estricta y no ponderar la validez del cuestionamiento como elemento entrópico y de la conjetura como posibilidad infinita, nos harían reificar el discurso literario de una vez para siempre, guardarlo en el arcónpolvoriento de los textos acabados, como esos objetos familiares que solemos encontrar y que nos permiten reconstruir una historia olvidada, pero que hacemos regresar nuevamente a los lindes de la memoria, para que continúen acumulando polvo.
Marc Angenot define al discurso social como la totalidad “de la producción social de sentidos y representaciones del mundo” (1988: 24) particulares deun etapa determina de la sociedad. El discurso social implica una dominante interdiscursiva hegemónica (de ahí la singularización del término, discurso social y no discursos sociales) que atraviesa las maneras de conocer y significar lo conocido extendiéndose más allá de la mera división del trabajo discursivo: “le discours social, dans sa diversité apparente, occupe tout l’espace... il est lemédium obligé de toute pensée, de toute expresión, même paradoxale, de toute communication” (1988: 26).
Al recuperar la idea de totalidad discursiva para analizar etapas particulares de producción de sentido en la historia de una sociedad determinada, Angenot pone en escena el poder omnipotente y omnipresente de los discursos que se encuentran regidos por una hegemonía transdiscursiva, cuya...