la posta
El tono de la novela es, en su totalidad, extremadamente irónico, como se nota ya desde las primeras páginas, cuando la dueña dellocal explica a dos nuevos clientes el reglamento del lugar. Con la misma disciplina de un Pantaleón Pantoja de la novela Pantaleón y las visitadoras de Mario Vargas Llosa, doña Coca ha impuestoparquímetros sexuales a la entrada de cada cuarto, «... creados a la imagen y semejanza de los parquímetros callejeros, la diferencia residía en que los suyos se hallaban enteramente pintados de rojo» (Saguier1999,
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p. 24). A diferencia de las prostitutas de otras novelas paraguayas, como Salu'i en Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos o Cipriana Romero en La llaga de GabrielCasaccia, las dos mujeres que entran en la prostitución como última forma de supervivencia, doña Coca no es para nada digna de compasión100. Y tampoco se le acusa por el negocio que mantiene sino quemás bien se destaca la efectividad con la que atrae a sus futuros clientes:
Luego, [...] armó un sigiloso paquete que con toda discreción hizo llegar a los representantes de ambas Cámaras, a los delCuerpo Diplomático, al sacrificado Cuerpo de Bomberos, y en general a todos los cuerpos que estuvieron listos a disfrutar 40 celestiales minutos en completo regocijo.
(Saguier 1999, p. 189)...
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