La Practica De La Humildad
(Después S.S. León XIII)
LA PRÁCTICA DE LA HUMILDAD
NIHIL OBSTAT
Pbro. Dr. Bernardo Fernández Ardavín
IMPRIMATUR f Francisco Orozco Lomelí Obispo Auxiliar y Vicario General México, D.F., 10 de noviembre de 1982
Con licencia Eclesiástica
© EDICIONES POPULARES Cruz Verde No. 31 Sector HidalgoGuadalajara, Jal. C P. 44200 Tel y Fax: 826-10-63
En México, D.F.
Sr. Joaquín Flores Merino
Guty Cárdenas 6, Col. Guadalupe Inn.
C.P. 01020
Tel y Fax. 593-63-26
En Monterrey, N.L.
Librería fíeityala
Av. San Pedro 106 sur, Col. del Valle. Tels. 378-01-42, 356-86-55 Fax. 335-0
PRESENTACION
El mes de febrero de 1878 moría santamente en Roma Pío IX, a laedad de 86 años, después de un fecundo pontificado de treinta y un años, el más largo que registran los anales del Papado. Al décimo día de su muerte el Sacro Colegio Cardenalicio se reunía en Cónclave y en el tercer escrutinio, setenta y dos horas más tarde, elegía al sucesor de Pío IX, el Cardenal Vicente Joaquín Pecci, que tomaría el nombre de León XIII. Con este Papa se abría una nueva etapaen la historia de la Iglesia. Privados los Romanos Pontífices del carácter de príncipes temporales que durante siglos les había acompañado, vivirían desde e entonces únicamente por la Iglesia y para la Iglesia como padres espirituales del Pueblo de Dios.
León XIII contaba 68 años de edad al subir al trono pontificio, y Dios le concedería aún 25 que el Papa iba a dedicar, sin escatimar esfuerzoy sacrificio, a una intensísima actividad pastoral, apostólica y diplomática, con infatigable Amor y espíritu de servicio a la santa Iglesia. En julio de 1903, luego de recibir con gran piedad la Unción de los Enfermos y tras una brevísima agonía, León XIII terminaba serenamente su largo peregrinar en esta tierra a la edad de 93 años. La Iglesia perdía un hombre que, con palabras de uno de susbiógrafos, «había sido para toda la humanidad una gran luz».1
[?] Ferdinand Hayward, Biografía de León XIII, Ed. Luis de Geralt, Barcelona 1951, p. 335.
Años atrás, mucho tiempo antes de ser elegido Papa, Gioacchino Pecci había sido nombrado obispo de Perugia y durante treinta y dos años había ocupado la silla episcopal de aquella ciudad. Desde el principio de su gobierno en esa diócesis, elaño 1846, Mons. Pecci había impulsado con gran celo una fecunda labor de instrucción científica, moral y religiosa en todas las clases de la sociedad, pero principalmente entre los sacerdotes. Con particular energía y afecto se preocupó de la formación de su clero, concediendo una especial atención al seminario diocesano, mejorando el programa de estudios, creando nuevas cátedras y proveyéndolascon los mejores profesores, como también dirigiendo a los sacerdotes frecuentes exhortaciones pastorales y publicando diversos escritos orientados a su perfeccionamiento moral.
Fue precisamente en aquel período de su vida cuando, por mandato suyo, se realizó la primera edición italiana del escrito que ahora presentamos con el título de "La práctica de la humildad".
Se ha discutido —yaún hoy no se ha llegado a una conclusión final— si esta obra fue escrita en su totalidad por Gioacchino Pecci, o si más bien rata de un escrito inédito hasta entonces y de autor anónimo que, por la riqueza espiritual de su contenido, el futuro Papa recopiló y publicó añadiendo tan sólo una "Introducción" de su pluma. Sea cual fuere la realidad al respecto lo que sí resulta patente es el gran valordoctrinal y ascético de los conceptos vertidos en el libro y la importancia primordial que el Obispo a la práctica de la humildad como medio indispensable para alcanzar una sólida vida cris- Así lo hizo constar en la Introducción citada con estas palabras: «¿Queréis levantar el edificio de las virtudes cristianas?, sabed que es de una altura inmensa: procurad echar los cimientos muy hondos con...
Regístrate para leer el documento completo.