la presencia del mal
El mal. Un desafío a la filosofía y a la teología, puede entenderse como una forma, modesta y alejada de todo vuelo especulativo, de ayudar a pensar el mal tras el fracaso reconocido de lasdiversas teodiceas que han poblado la historia. Pensarlo, pero en el sentido de aprender a vivir con una aporía racionalmente insuperable, no en el de buscar una explicación mediante la visión del mal desdedeterminados principios o mediante su integración en un sistema.
La primera ayuda que el texto ofrece es la claridad y sencillez con que en él se expone la disparidad básica que encierra la idea delmal: pecado o mal moral, sufrimiento y muerte son todas formas de mal, pero en modo alguno pueden ser pensadas de la misma manera. El carácter activo e imputable a un sujeto del mal moral se opone ala esencial pasividad e inocencia del sufrimiento. Sin embargo, la experiencia de la pena, el sufrimiento que se inflige al culpable moral, y la sensación de éste, tantas veces relatada en laliteratura, de ser pasivamente arrastrado por fuerzas que lo seducen, establecen entre ellos un extraño vínculo, como si en ambas formas de mal hubiera cierta raíz común. El mecanismo de la retribución -elcastigo merecido por una falta cometida, individual o colectivamente- es la "explicación" racional de ese vínculo, que de una u otra forma pervive en toda teodicea. Pero el sufrimiento, el "¿por quéyo?" de Job, resiste en cada ocasión a ser absorbido por el mal moral.
Es a partir de este fracaso que Ricoeur, apoyándose en la dialéctica "fracturada" de la teología de Barth y en la lógica de la...
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