La presencia del mito griego en nuestro tiempo
JOSE LASSO DE LA VEGA
«Desde el mito al logos» es la divisa que ostenta un libro de Wilhelm Nestle que, acaso por estar pensado con un entusiasmo parejo de su buen estilo, hallé buena acogida hace casi medio siglo. Como tantas otras cosas en mi formación, debo el conocimiento critico de ese libro a uno de los inolvidables cursos universitarios demi maestro don Santiago Montero Díaz. lecciones que yo. muchacho entonces de dieciocho años, le oía embelesado, sin saber qué admirar más, si su mente clara y sistemática o su erudición de primer orden y su memoria prodigiosa o su palabra rigurosa. certera y. al tiempo, bella, en una conjunción que en nadie he visto realizarse como en él: aunque pienso que. todavía por encima de esas dotes quehacían de Montero uno de los espíritus de más alta calidad intelectual que yo he conocido, más he admirado yo en él su espíritu libre y original, su carácter independiente, ~su culto de la amistad. Del maestro aprendí el interés por los mitos griegos como modo de pensar y como fenómeno religioso y también como fuente inagotable de una tradición literaria y de pensamiento. un interés que no me haabandonado nunca. De Montero aprendí que la tesis «del mito al logos» responde a una simplificación extrema: mito y logos, como dos hermanos enemigos. La verdad es. sin embargo. que el pensamiento mítico pertenece constitutivamente a la estructura de la mente humana. El «animal simbólico» que es el hombre ha necesitado, en todos los ángulos de la cronología humana, de un depósito de imágenes míticasy. para nuestra cultura, la mitología griega ha sido precisamente.
Von, Msíha, zun> Logos. Stuttgart. 1940.
ních. 1985.
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K. HUJBNER.
Die Wa/,rheh des Mvihos. Mu-
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4neios dc Cerión. II . 1989. Edit. Univcrsidad Compíníense. Madrid.
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José Lasso de la Vega
por su energía creadora. ese tesoro de símbolos decisivos. ¿Lo sigue siendo actualmente? He aquí el tema, sobreel cual me propongo hacer ahora algunas reflexiones en estas páginas de homenaje y gratitud hacia el maestro desaparecido. Estoy lejos de compartir la postura de Roland Barthes 2, cuando descalifica globalmente el mito, como «sistema semiológico segundo» con relación al lenguaje y considera que los elementos simbólicos de las «mitologías» modernas deben evaluarse negativamente. Comparto. en cambio,la actitud de principio de Ernesto Cassirer t cuando asume que el mito por su valor cognoscitivo, su originalidad histórica y su vitalidad (vitaminas de todas las letras) en la esfera del espíritu, sigue siendo una intuición preciosa de la vida en un tiempo dominado por la razón desacralizada y relativista. Para recordar que la concepción mítica del universo no es algo demodado en los tiempos quecorremos, tenemos a mano múltiples ejemplos de lo que llamada «remitificación» de nuestra imagen del mundo por parte de bastantes hombres de ciencia y filósofos de la historia, sensibles a los peligros que desde una hegemonía absoluta de la técnica se ciernen sobre la vida humana y sobre nuestra tierra, el suelo que la sustenta. Viejos mitos, latentes muchísimo tiempo, se reactivan y conviertenen símbolos de problemas actuales. Son redescubiertos espontáneamente, casi siempre con independencia de la línea literaria de recepción de los mitos. Pensemos, en días tan ecologistas, en la repristinación de la imagen mítica muítimilenaria de la «tierra madre»: la tierra es nuestra madre y lo que a ella sucede, sucédele a sus hijos; cuando los hombres —amonesta un dicho indio americano— escupen ala tierra, se escupen a sí propios. Otro ejemplo: para denunciar la ambiguedad del progreso científico atómico t el sabio suizo Max Thúrkauf titula un libro suyo, publicado en 1973. La caja de Pandora de la ciencia una nueva aplicación del símbolo mítico que hay que añadir a las colegidas en el concienzudo estudio de los Panofsky sobre la tradición de la mítica caja de la Eva griega que. al...
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