La Princesa Y El Oso De Plata

La princesa Luna y el Oso plateado.


para quienes aún no emprenden
el camino.

CAPÍTULO UNO.

Enun tiempo y un lugar muy lejano, vivía un sabio y anciano rey. Su único hijo, el príncipe Rurik, aunque de buen corazón, sólo sabía de lujos, bailes y demás vanidades, porque en su corta vida no había conocido lo que realmente importa. Limitado por los muros del castillo, pensaba que no existía nada más que ese mundo.
Habiendo llegado la hora en que el príncipe debía ocupar el lugar de su padreen el trono, era preciso que contrajera matrimonio con alguna de las hermosas doncellas nobles y de buena familia que habitaban en el pueblo o sus alrededores.
El rey mandó a sus juglares a convocar a todas las posibles candidatas que cumplieran con los requisitos para convertirse en reina, y ofreció un suntuoso baile en los salones del palacio.
El príncipe Rurik bailó y compartió con cada unade ellas, pero en especial con Valeska, quien esquivaba siempre su mirada, como una señal de timidez. Tenía el pelo cobrizo y ensortijado, largas pestañas, la piel muy tersa, y el vestido y las joyas de un lujo inigualable.
El príncipe la escogió a ella, hechizado por la intriga de sus ojos, los que siempre lo evitaban.
Una vez celebrada la boda, la mirada penetrante de Valeska dejó perplejoa Rurik, atravesándolo como lo haría un puñal. El noble corazón del príncipe le advirtió que esa mirada no venía de un alma limpia y tímida, que en el fondo Valeska no era por dentro lo que aparentaba ser por fuera.
La mujer con la que compartía el trono era déspota y malvada. Trataba con desprecio a los habitantes del palacio y humillaba a la gente del pueblo, imponiendo su poder por lafuerza. Ni siquiera demostraba sentir amor por su esposo. Tanta era su indiferencia y altivez que, cuando Rurik le propuso tener un hijo para que fuera el futuro heredero del trono, Vaneska se negó argumentando que no estaba dispuesta a sacrificar su esbelta figura y que mejor buscara a una concubina para que hiciera por ella este “sucio trabajo”.
En una noche de luna llena, la decepción y la tristezade Rurik lo llevaron a caminar por el palacio y las afueras de éste, hasta donde sus pasos quisieran. De pronto se dio cuenta de que se encontraba muy lejos del mundo que le era familiar. Su única compañía era la brillante luz de la luna, y se sintió aliviado. A la distancia escuchó el murmullo de un río; acercándose a éste, atraído por el sonido del agua que corría sobre un lecho de piedras,distinguió otra melodía aún más hermosa. Al llegar a la orilla, descubrió la frágil figura de una mujer sentada sobre las pequeñas piedras. Su cabellera de plata la cubría hasta la cintura, en suaves y brillantes ondas que la brisa mecía. Escuchando la melodiosa voz se acercó a aquel resplandor, y cruzó su mirada con los ojos más dulces que había visto en toda su vida. Estos ojos le hablaronprofundamente a su noble corazón, sin intrigas, desnudos, apacibles, serenos, transparentes. Se encontraron las miradas, las sonrisas, las manos, y supieron entonces que estaban hechos el uno para el otro.
Su nombre era Kaysa, y cada noche entonaba su melodía para el río y la luna, con su limpia sonrisa y su cabello de plata.
Desde entonces, mientras su pueblo dormía, el joven rey encaminaba suspasos al lugar desde donde brotaba la dulce voz, como si fuera un regalo que le enviara la luna.
Así pasaron siete días con sus siete noches. Valeska no se enteraba de la ausencia de Rurik, pues cada día estaba tan atareada preocupándose de sí misma, de los cuidados que le demandaba mantener su belleza, acrecentar sus riquezas y ejercer su poder que, cuando caía la noche, estaba exhausta y dormía...