La puta respetuosa
A MICHEL Y A ZETTE LEIRIS
PERSONAJESLIZZIEEl NEGROFREDJOHNJAMESEl SENADOR HOMBRE1.°HOMBRE2.°HOMBRE3.°DECORADO: Una habitación amueblada en algún lugar del sur de los Estados Unidos Esta obra fue estrenada en el Théâtre Antoine (direcciónSIMONEBERRIAU ), de Paris, el 8 de noviembre de 1946.ACTO UNICOCUADRO PRIMEROUna habitaci6nen una ciudad americana del Sur. Paredes blancas. Un diván. A laderecha, una ventana; a la izquierda, una puerta que da al cuarto de baño. Al fondo, un pequeño recibidor que da a la puerta de entrada. ESCENA PRIMERALIZZIE. En seguida, el NEGROAntes de levantarse el telón, se oye un ruido tremendo que procede del escenario. LIZZIEestá sola, en camisa,manejando el aspirador, Llaman a la puerta. Ella duda unmomento, mira hacia la puerta del cuarto de baño. Llaman otra vez. Para el aspirador yva hacia la puerta del cuarto de baño. La abre un pocoLIZZIE.— ( En voz baja.) Están llamando. No salgas. (Va a abrir. El NEGROaparece enel marco de la puerta. Es un negro alto y grueso, con los cabellos blancos. Está rígido.)¿Qué quiere usted? Seguro que se haequivocado de dirección. (Una pausa.) Pero ¿quées lo que quiere? Vamos, hable de una vez. NEGRO. — (Suplicante.) Por favor, señora, por favor.LIZZIE. — Por favor, ¿qué? ( Lo mira mejor.) Pero oye... ¿No eres tú el del tren? ¿Te pudiste escapar de esos? ¿Y cómo has sabido mi dirección? NEGRO. — La he buscado, señora. La he buscado por todas partes. ( Hace un gesto paraentrar.) ¡Por favor!LIZZIE. —No entres ahora. Tengo a uno dentro. Pero ¿qué es lo que quieres? NEGRO. — Por favor.LIZZIE. — Pero ¿qué? Por favor, ¿qué? ¿Necesitas dinero? NEGRO. — No, señora. (Una pausa.) Por favor, dígales que yo no he hecho nada.LIZZIE.— ¿Qué le diga a quién? NEGRO. — Al juez. Dígaselo, señora. Por favor, dígaseloLIZZIE. — ¿Yo decir? De eso, nada. NEGRO. — Por favor.LIZZIE. — De eso, nada. Bastantes líostengo yo con mi propia vida para cargar ahoracon los de los demás. Márchate. NEGRO. — Usted sabe que yo no he hecho nada. ¿0 es qué he hecho algo?LIZZIE. — No, nada. Pero ni hablar de que yo vaya a ver al juez. A mí los jueces y los policías no me van nada, ¿sabes? Me dan alergia. NEGRO. — He abandonado a la mujer y a los chicos. Estoy dando vueltas toda la noche.Ya no puedo más.LIZZIE. — Vete de laciudad. NEGRO. — Están vigilando las estaciones.LIZZIE. — ¿Quién está vigilando? NEGRO. — Los blancos.LIZZIE. — ¿Qué blancos?
NEGRO. — Todos. ¿No ha salido esta mañana?LIZZIE. — No. NEGRO. — Hay muchísima gente por las calles. Jóvenes y viejos; y se hablan sinreconocerse.LIZZIE. — ¿Y eso que quiere decir? NEGRO. — Que..., que no me queda mas remedio que dar vueltas hasta que me cojan.Cuandohay blancos que sin conocerse se hablan entre ellos, es que hay algún negro queva a morir. (Una pausa.) Dígales que yo no he hecho nada, señora. Dígaselo al juez y alos del periódico. Puede que lo publiquen. ¡Dígaselo, señora, dígaselo!LIZZIE. — Pero no grites. ¿No te digo que tengo a uno? (Una pausa.) Lo del periódico,ni hablar. No es momento de que se fijen en mí, ni mucho menos. (Una pausa.)Pero sime obligan a declarar, te prometo que diré la verdad. ¿Vale? NEGRO. — ¿Les dirá que yo no he hecho nada?LIZZIE. — Se lo diré. NEGRO. — ¿Me lo jura, señora?LIZZIE. — Sí, sí. NEGRO. — Por Dios Nuestro Señor que nos está mirando.LIZZIE. — ¡Vamos, anda! Vete a hacer puñetas. Te lo estoy prometiendo, ¿no? Pues esotiene que bastarte. (Una pausa.) Y ahora márchate. Venga, márchate. NEGRO. — (Bruscamente.) Por favor, escóndame.LIZZIE. — ¿Esconderte? NEGRO. — ¿No, señora? ¿No quiere esconderme?LIZZIE. — ¿Yo? Mira lo que te digo. ( Le da con la puerta en las narices.) Menoscuentos. (Se vuelve hacia el cuarto de baño.) Ya puedes salir. (FREDsale en mangas decamisa, sin corbata.) ESCENA II LIZZIE,FREDFRED. — ¿Qué ha sido?LIZZIE. — Nada.FRED. — He creído que era la Policía.LIZZIE. — ¿La...
Regístrate para leer el documento completo.