La Puta Revolucionaria
REVOLUCIONARIA
(Cuento)
José Garés Crespo.
Edicions La Solana.València,2015.
1
-I-
Conocí a Juliette un viernes al atardecer en las Escuelas
Profesionales que los Jesuitas tenían en las afueras de la ciudad. En
aquellos años, en numerosos países una nueva generación, plantaba cara e
iniciaba la contracultura que recorría tierras y océanos, desde la Beat
Generation hasta los TheBeatles. Pero hablo de España, el último reducto
del fascismo en el mundo. Unos días antes de encontrarme con Juliette, la
brigada político social había hecho unas redadas de antifascistas y se
celebraba una asamblea informativa semi-clandestina de trabajadores y
estudiantes convocada por varios partidos clandestinos y sin autorización.
Esperábamos que de un momento a otro, como en todas lasconcentraciones masivas, apareciera la policía por la puerta, pero no
importaba. Se trataba de hacer propaganda, ampliar la resonancia de las
detenciones, dentro y fuera del país. Yo conocía la mayor parte del edificio
porque en varias ocasiones había estado, ayudando a otros compañeros,
imprimiendo panfletos clandestinos en una multicopista que nos dejaban
los frailes, instalada en una pequeña habitaciónadosada a la sacristía de la
capilla. La asamblea informativa de aquella noche, como la mayoría,
terminó con una voz de alarma que dio desde la puerta un supuesto vigía,
alertando de que los grises a caballo estaban rodeando el edificio para
disolver la reunión, pedir la documentación de identidad y realizar alguna
2
detención. Apenas habíamos tenido tiempo de repartir unas octavillas queexplicaba las detenciones y torturas de los detenidos.
Juliette apareció a mi lado y llevaba diez minutos intentando
conversar con ella chapurreando el francés mientras esperábamos que
empezaran los discursos. A los primeros gritos de alarma que oímos, cogí
de la mano a aquella mujer y arrastrándola tras de mí nos escondimos en
una de las aulas de la parte superior, echados debajo de una gran mesa dereuniones.
Estuvimos en silencio unos minutos mientras iban desapareciendo
los gritos y ruidos de la planta baja. La policía se limitó a disolver la
asamblea, golpeando a los reticentes. Una hora después parecía que todo se
había calmado. Aún así, Juliette y yo salimos cogidos, aparentando ser dos
novios. No fue necesario seguir disimulando pues la policía había
desaparecido del entorno, pero sindarnos cuenta, así lo recuerdo yo ahora,
continuamos cogidos del brazo hasta la parada del autobús, tres calles más
allá y nos despedimos con dos besos en las mejillas, después de que Juliette
malogró, creo que inconscientemente, mi intento de besarla en la boca. No
sé por qué, pero me gustó como mujer desde que la vi. Cuando me quedé
solo me arrepentí de haberlo intentado y pensé que debería haberledado un
apretón de manos, como corresponde entre camaradas, a fin de cuentas nos
habíamos conocido en la lucha, pero al parecer ambos lo habíamos
olvidado por un momento y nos vimos como hombre y mujer.
Creí que Juliette podía tener dos años más que yo. En realidad tenía
siete más. Esto lo supe semanas más tarde, cuando me lo dijo siendo medio
novios y pavoneándose de su experiencia. En esemomento me llamó la
atención que lo dijese como si no tuviera importancia, dando a entender
que era esa la edad que quería tener. No sé si por eso, pero he de reconocer
que fueron muchas cosas las que me enseñé al lado de Juliette, incluso más
allá de las que ella pretendió. Recuerdo que, probablemente sin que ella
3
quisiera enseñarme, pero aprendí la técnica del contrapunto en la
elaboración deideas y pensamientos.
Sucede en numerosas ocasiones que lo natural es lo que nos extraña,
cuando no se presenta cubierto por el artificio. Lo cierto es que, por cómo
vestía, por sus gestos y la manera de sonreír, parecía una adolescente de las
que lucía la moda francesa en aquellos años. Faldas cortas, camisas anchas,
vestidos sueltos como de premamá, pantalones vaqueros, el cabello corto y
suelto,...
Regístrate para leer el documento completo.