La quimera del buen gobierno
Gobernar un país en los términos que impone la teoría política, esto es pretender alcanzar el bien común, a través de satisfacer las necesidades de los ciudadanos yhabitantes de un país, no es tarea de cualquier persona metida a político, y menos aún, cuando se trata de un país subdesarrollado como el nuestro.
Empezando, porque carecemos de las necesidades máselementales, por eso, andar ofreciendo en campaña lo que jamás se va a cumplir, es un acto temerario e irresponsable de cuanto osado político criollo utiliza el engaño como arma de conquistar votos paraalcanzar el poder de la nación. Estos infatigables demagogos no quieren darse cuenta que entre más mienten, más frustran las aspiraciones de un hasta ahora pueblo estoico que al menos ha encontrado enel abstencionismo practicado cada cuatro años su mejor forma de protesta y repudio hacia aquella cacería de incautos.
En cualquier caso, para nadie es un secreto que habitamos un país en dondela corrupción casi ha adoptado carta de ciudadanía. Una Honduras donde el narcotráfico, tal como si fuera un gigantesco y amenazador pulpo, ha tocado con sus temibles tentáculos a importantes sectoresde la sociedad, por ejemplo, a las autoridades encargadas del orden público; a diputados del Congreso Nacional y del Parlamento Centroamericano, y no menos delicado, a algunos funcionarios del PoderJudicial.
Hablamos de un país donde la diosa Temis se ha marchado por largas vacaciones. Tan cierto, que aquí te das el lujo de andar borracho, armado y quizás hasta drogado, chocas con tuvehículo a un busito de ruta urbana, ocasionas pérdidas humanas y materiales, pero no tienes que ir preso por ello, pues para eso se han creado las mágicas medidas sustitutivas.
Tan cierto porque sieres funcionario de alguna corporación municipal se te permite con toda confianza, participar en el negocio de carros robados y parte sin novedad. Tan cierto que si estás enchufado con gente...
Regístrate para leer el documento completo.