La recuperación del lugar central de la educación como política de estado 1

En los países latinoamericanos el acceso democrático a la educación se ha tor-
por Mario D. Barletta
nado cada vez más inalcanzable. En Argentina, alrededor de un sesenta por
ciento de las personas que tienen entre 25 y 34 años no han podido completar
la educación media. Desentenderse de las urgencias del campo educativo es
empeñar, aún más, nuestro futuro individual y social. Frente aesta situación,
la política educativa constituye un factor decisivo en lo que respecta al rol que
educación y ciencia tienen, tanto en la generación de riquezas para un desa-
rrollo sustentable como en lo que atañe a la esfera individual, para un mejor
desempeño ciudadano.
Con el propósito de profundizar en algunos de los desafíos y dilemas que en-
frenta la educación superior en nuestropaís, iniciamos esta exposición con un
breve relato referido a una situación económica, determinante en la provincia
de Santa Fe: el boom del cultivo de la soja y los cambios que produjo en el or-
den geográfico, social y cultural. A partir de esta problemática nos interesa in-
dagar sobre el modo en el que las instituciones de educación superior pueden:
aportar al análisis de un problemacomplejo; remarcar el valor de la educación
en la formación de ciudadanos; diseñar estrategias para el desarrollo susten-
table, desde la producción y la transferencia de ciencia y tecnología, y partici-
par en la vida pública, capitalizando los saberes de cada campo disciplinar y
profesional en beneficio del crecimiento de la sociedad en su conjunto. Es en
cada una de estas acciones donde laUniversidad tiene que sumar a su función
formativa un hacer en el medio social.

El precio de la riqueza
En Santa Fe, el 90% de los cultivos es de soja, lo cual representa aproximada-
mente 9.000.000 de toneladas, cerca del 30% de la producción nacional. Esta
actividad ha sustituido a otros cultivos, ha reducido el espacio destinado a la
ganadería y la lechería y avanzó sobre bosquesnativos del centro y norte de la
provincia. Ante la falta de un término específico para nombrar este fenómeno
se acuñó un neologismo: sojización. Superado el entusiasmo inicial de terra-
tenientes y chacareros, comenzaron a surgir los primeros interrogantes y, con
ellos, constataciones adversas tales como2:
– el énfasis está puesto en la generación de divisas que, en lo inmediato, mitiganla crisis pero, por un lado, tienen un escaso o nulo valor agregado propio y, por
otro, no se presentan como sustentables;
– los cultivos de siembra directa requieren una mayor inversión inicial en ma-
quinarias, la soja transgénica tiene un costo más alto que otras semillas y de-
manda el uso de herbicidas de alto impacto;
– quienes no pueden alcanzar el paquete tecnológico requerido,dejan de ser
productores familiares, alquilan sus tierras y emigran;
– el aumento en los costos se transforma en reducción de mano de obra con lo
cual se plantean cambios estructurales en la organización del trabajo; los her-
bicidas utilizados estarían teniendo impacto sobre el medioambiente: mal-
formaciones y disminución de especies en medios acuáticos y pérdida pro-
gresiva de labiodiversidad, son dos de los efectos relevados que trascienden el
ámbito rural e involucran al conjunto de la población.
La información que reseñamos es parte de las conclusiones de las Jornadas
Debate “¿Es sustentable nuestra agriculturización? Un espacio para reflexio-
nar sobre el presente y el futuro de nuestro Modelo Productivo”, organizadas
por la Facultad de Ciencias Agrarias de laUniversidad Nacional del Litoral,
para discutir el pretendido carácter sustentable del desarrollo alcanzado por
las actividades agrícolas3. Más allá de la posición que adopte cada uno de no-
sotros frente a esta cuestión, nos interesa volver a preguntamos respecto del
rol que la educación superior puede tener en la formación de intelectuales que
se vinculen con el mundo de la producción y...