La reforma inaplazable
inaplazable
Felipe Garrido
La urgente necesidad de convertir a los maestros en lectores es
el tema central de esta propuesta de Felipe Garrido, Premio Xavier Villaurrutia 2011, frente al panorama desastroso de la enseñanza de la lengua —vector principal para la comprensión
de todas las áreas del conocimiento— en nuestro país.
La Secretaría de Educación Pública que JoséVasconcelos imaginó y de la cual, en 1921, fue el primer titular,
estaba formada por tres departamentos igualmente importantes: el Escolar, el de Bibliotecas y Archivos, y el
de Bellas Artes. Esas tres esferas debían conjugarse para
que los alumnos desarrollaran completas sus capacidades; para que tuvieran lo que ahora llamamos —aunque no seamos capaces de ofrecerla— una educación
integral. Tanrelevante como la instrucción de niños y
adolescentes en las aulas era organizar una red de bibliotecas escolares y públicas que pusiera la lectura y la
información al alcance de todos, dentro y fuera de la escuela. Tan importante como el trabajo escolar y la oferta
de las bibliotecas y archivos era la práctica de las artes.
Hacía falta que todos tuvieran un lugar en las aulas;
que todos seapropiaran de la experiencia artística, como público y como ejecutantes; que todos tuvieran a su
alcance los libros y otros materiales que permiten tener
acceso a los conocimientos y a las repetidas calas de la
literatura en la condición humana. (Las artes y las letras
nos educan, aunque no como la escuela, sino en términos de vida, existenciales).
El propósito de la nueva dependencia eraconvertir
aquella patria devastada por diez años de guerra civil y
por la explotación y el abandono seculares de sus ma-
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yorías miserables, en una nación de artistas y sabios arrebatados por la necesidad de actuar. De gente informada, formada y pensante; capaz de producir y de innovar;
capaz de darse mecanismos de gobierno que garantizaran la paz, lalibertad y la democracia; capaz de construir
un país próspero y justo. Por eso había que hacerlo todo en todas partes; en la escuela, el trabajo, la calle y la casa; la salud de la nación dependía —y depende hoy—
de que esos bienes beneficiaran a todos.
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La influencia civilizadora y formativa de las artes debía
estar al paso de la gente. Se entregaron a pintores como
Montenegro, Rivera,Orozco, Siqueiros, Charlot, Alva
de la Canal, Revueltas, Enciso, Guerrero... los muros de
edificios como los antiguos colegios de San Ildefonso,
de San Pedro y San Pablo, y la sede de la propia Secretaría. Se impulsó el arte popular. Se dieron conferencias, clases de dibujo y pintura, recitales y conciertos en
fábricas y plazas. Se pidió a los estudiantes que enseñaran a leer y a escribir aquienes no lo sabían, que eran casi
noventa de cada cien mexicanos. Ochenta de cada cien
vivían en el campo, en comunidades de muy pocos ha-
bitantes. Para alfabetizarlos, instruirlos, mejorar sus condiciones de higiene y salud, y su capacidad productiva,
se crearon las Misiones Culturales. Se abrieron escuelas
y bibliotecas rurales.
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Por encima de todo, porque Vasconcelos sabía que unlector puede multiplicar sus experiencias y seguir aprendiendo durante toda la vida, se pusieron millares de libros en bibliotecas, escuelas y librerías.
Muchos se compraron a editores privados. Los que
faltaban se produjeron. (Escribió Vasconcelos: “¿Cómo íbamos a hacer para dar a los maestros los libros
cuyo empleo se les recomienda? Se hace menester fabricar los libros, así como es necesarioconstruir los
edificios de la escuela”.1). La colección de Tratados y
Manuales; la de Textos para la Escuela Primaria; los Folletos de Divulgación, con precios que iban de los 2.50
pesos de Las cactáceas en México, de Isaac Ochoterena, muy ilustrado, a los diez centavos del Silabario de
Rafael Ramírez.
Cuatro títulos son emblemáticos. Lecturas para mujeres, a cargo de Gabriela Mistral; los...
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