La Reina Isabel Cantaba Rancheras
Páginas: 2 (446 palabras)
Publicado: 11 de junio de 2012
F¡"" .
h:-'i tl ¿Sientes que las personas de nivelsoeial diferente altuyo son iguales o distintas.a ti? 'l ¿Conoces la historia de las minas salitreias del norte de Chile? ¿Has visitaclo alguna?'lí ¿Cómo crees
tú que se puede superar la pobreza?
fusn ll&efimman
trSn$¡eH
mEnffiff*nfi¡qn
fi-*nñh(3flh0ff'[Bá$
4
Me acuerdo como si l-rubiese sido ayer no más, y no una ¡runta deaños atrás, cuando el mujerío del campamento fue despertado una mañana por la estridencia de tlna grabación musical emananclo a toclo volumen clesde un ¡rarlante instalado en lo alto deldestartalaclo camión do la l¡asura. y rne acuerdo clarito porque el zafarrancho rnusical c¡ue descle ese día reemplaz_ó al monótono golpeteo del fierrito, fue inauguratJo con los rnuy mexicaníiimos acorcjes -ylos aullidos pertinentes- de E/ perro negr,o, la canción i-anchera de moda en esos monlerrtos en toclos los boliches cJ'e la Oficina, y aclemás, cómo no había de acordarrne, si era en la versiórr narJamenos que cjel inconiundible Anto¡rio Aguilar, urro cre los dos charros nrexlcanos por ese entonces regalones indiscutidos de la lruasada parnpirra (el otro, por cierto, era el eterno Miguel AcevesMejía).
Esa mañalra nosotros,
el garumaje rnás viejo cje la oficina, los
que
lrabíarnos vivido Ia paralizaciór¡, abandono y muerte cie tantas salitreras a lo largo de nuestros entíerraciosaños cJe pampa, veteranos ya en esos crueles
cataclismos sociáles, al ver aparecer en las calles aquel desvencijarlo adefesio
bullicioso, rros dijimos'tristenrente que ahora sí, caramba, que hastaaquí no más llegamos. Porque en la bullanga ensordecedora de ese cacharro rnusical, de ese apestoso wurlitzer de la basura, nosotros, ros que teníanros más años que el palqui, reconocimos altiro lasegurrcla de lastres señales de mal agüero que en la parnpa antigua precedierorr siempre, fatalmerrte, al desastre.
I
l
il¡;¡,.;
Y es que cualquier viejo zorro de la pampa sabía pe¡fectanrente...
h:-'i tl ¿Sientes que las personas de nivelsoeial diferente altuyo son iguales o distintas.a ti? 'l ¿Conoces la historia de las minas salitreias del norte de Chile? ¿Has visitaclo alguna?'lí ¿Cómo crees
tú que se puede superar la pobreza?
fusn ll&efimman
trSn$¡eH
mEnffiff*nfi¡qn
fi-*nñh(3flh0ff'[Bá$
4
Me acuerdo como si l-rubiese sido ayer no más, y no una ¡runta deaños atrás, cuando el mujerío del campamento fue despertado una mañana por la estridencia de tlna grabación musical emananclo a toclo volumen clesde un ¡rarlante instalado en lo alto deldestartalaclo camión do la l¡asura. y rne acuerdo clarito porque el zafarrancho rnusical c¡ue descle ese día reemplaz_ó al monótono golpeteo del fierrito, fue inauguratJo con los rnuy mexicaníiimos acorcjes -ylos aullidos pertinentes- de E/ perro negr,o, la canción i-anchera de moda en esos monlerrtos en toclos los boliches cJ'e la Oficina, y aclemás, cómo no había de acordarrne, si era en la versiórr narJamenos que cjel inconiundible Anto¡rio Aguilar, urro cre los dos charros nrexlcanos por ese entonces regalones indiscutidos de la lruasada parnpirra (el otro, por cierto, era el eterno Miguel AcevesMejía).
Esa mañalra nosotros,
el garumaje rnás viejo cje la oficina, los
que
lrabíarnos vivido Ia paralizaciór¡, abandono y muerte cie tantas salitreras a lo largo de nuestros entíerraciosaños cJe pampa, veteranos ya en esos crueles
cataclismos sociáles, al ver aparecer en las calles aquel desvencijarlo adefesio
bullicioso, rros dijimos'tristenrente que ahora sí, caramba, que hastaaquí no más llegamos. Porque en la bullanga ensordecedora de ese cacharro rnusical, de ese apestoso wurlitzer de la basura, nosotros, ros que teníanros más años que el palqui, reconocimos altiro lasegurrcla de lastres señales de mal agüero que en la parnpa antigua precedierorr siempre, fatalmerrte, al desastre.
I
l
il¡;¡,.;
Y es que cualquier viejo zorro de la pampa sabía pe¡fectanrente...
Leer documento completo
Regístrate para leer el documento completo.