La rendición llegó con el miedo

La rendición llegó con el miedo04.02.2012 05:40 AM Jesús Urdaneta Hernández es uno de los cinco comandantes del golpe del 4 de febrero de 1992. Del grupo, es el único que estuvo junto a Chávez desde el primer momentoRedacciónTodos los hombres sienten miedo. Es natural, lógico e inevitable. Pero Jesús Urdaneta Hernández está convencido de que, ante tan irrefutable realidad, los hombres cuentancon el poder de la decisión: “Puedes escoger entre dejarte controlar por el temor o controlarlo tú a él”. Habla 20 años después de la intentona golpista del 4F, que comandó junto a otros cuatro compañeros del Ejército: Francisco Arias Cárdenas; Yoel Acosta Chirinos; José Miguel Ortiz y Hugo Chávez Frías. Todos, para entonces, tenientes coroneles. Todos, hoy, reunidos por la historia en torno a estafecha. Cuenta Urdaneta que ese martes, hace 20 años, el miedo jugó y definió. Son pasadas las 11:00 am del 4 de febrero de 1992. Urdaneta pasa revista por los patios del cuartel La Placera (este de Maracay), de la 42 Brigada de Paracaidistas. Los F16 siguen sobrevolando la zona. Suenan desafiantes, provocadores. Pero ninguno actúa. Los rumores corren y cobran fuerza. Urdaneta espera paciente. Derepente, uno de los soldados se le acerca corriendo. -¡Venga! ¡Rápido! El comandante Chávez está hablando. Incrédulo, Urdaneta apura el paso y logra alcanzar la transmisión de un pequeño televisor rodeado de oficiales. Ve pero no cree. Hasta ese instante se había negado a reconocerlo. Darle crédito a los rumores implicaba admitir el fracaso. Pero allí estaba la prueba. -Compañeros,lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital –dice un Chávez apesadumbrado, pero con templanza, ante las cámaras de los principales medios del país-. Nosotros, aquí en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre. En el plan a seguir, no existía una eventual entrega. Nohabía rendición posible.Por eso, Urdaneta no entiende. En este instante, es pura indignación y rabia. Se reconoce traicionado por Chávez. Pero no vacila. Acto seguido, manda a reunir a todos los oficiales y, al poco rato, se descarga con el grupo. - ¡Allí está la puerta! El que se quiera entregar como Chávez, vaya y entréguese. Yo aquí me quedo. 3:00 pm, lunes 3 de febrero. Chávez llega a LaPlacera y le da la señal a Urdaneta: “Esta noche damos el golpe”. Al fin se distingue la curva final de un complot de al menos 10 años. De los cinco tenientes coroneles al mando del golpe, Chávez y Urdaneta son los únicos que estuvieron desde el mismísimo inicio de la conspiración. Los años situarían este momento en el día del juramento del Samán de Güere, en 1982. En las próximas horas, todos esos añosdarían su fruto. La planificación delegaba en Urdaneta la toma militar de Maracay, específicamente del Cuartel Páez, el comando de la IV División de Infantería y la base aérea Libertador. Chávez partiría esa misma tarde a Caracas junto a Acosta Chirinos. Arias Cárdenas se encargaría de Maracaibo. Ortiz apoyaría también desde Aragua. La conversación entre los dos dura varios minutos. Chávez leconfirma que el general de la Fuerza Aérea, Francisco Visconti, se iba a encargar de la toma interna de la base Libertador. “Tú encárgate sólo del control externo”. Para efectos prácticos, esto le permitía a Urdaneta ahorrar tropas y mantenerlas dispuestas para cualquier otra acción. Todo estaba listo. -Compadre, aquí no vale rendición. Tenemos que morir con las botas puestas- le dice Chávez aUrdaneta, antes de darle un fuerte abrazo de despedida.Cae la noche del 3 de febrero. Es momento de actuar. En Maracay, Urdaneta contaba con el apoyo del teniente David López Rivas para tomar tres puntos del oeste de la ciudad: la residencia del gobernador, la Base Sucre y el batallón “Manuel Toro”. Pero, a última hora, algo sale mal. Urdaneta intenta comunicarse con López pero no tiene éxito. Llama...