la renga

El regalo de cumpleaños - Historia de una fantasía prohibída
Categoría(s): erotismo, sexo, fornicación, desnudos, fantasia sexual, cloroformo
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Las últimas luces de la casa de su vecino se apagaron, coincidiendo justo con la abertura de la puerta de calle. Su madre y hermana menor traspasaron el umbral, diciendo cosas inaudibles, dirigiéndose al automóvil estacionado de culatasobre el puente. De la abertura ahora entreabierta apenas se podía adivinar la pequeña cocina comedor alumbrada tenuemente por una lámpara que emanaba una débil luz amarillenta. Esto me animó mucho, ya que iba a necesitar de toda la discreción posible para poder llevar acabo mi plan. Casi al unísono cerraron las puertas del coche, luego lo encendieron y muy lentamente se dispusieron a avanzar haciala calle. Esos segundos parecieron eternos. Sentía como las palpitaciones aumentaban en mi pecho y como y se me dificultaba mantener una respiración acompasada. ¿Qué ta lque surgiera algún improvisto de último momento que impidiera que salieran por toda la noche, como se suponía que ocurriría? Sin embargo, el vehiculo bajó del puente hacia la calle y siguió su rumbo tan solo deteniéndose paracomprobar el tránsito inexistente y dar un par de bocinazos de despedida.
 
 
El embargo de emoción que recorrió mi cuerpo al ver como el automóvil giraba en la esquina y se perdía de la vista hizo que se me erizara completamente el cuerpo, dándome una fugaz sacudida y provocándome una leve erección. Parecía imposible que después de tantos meses de planeación, de tanto tiempo de búsqueda de lainformación necesaria, finalmente hubiese llegado el momento. Aunque no lo creyera, todo estaba saliendo tal y cual lo había previsto. Y, ya habiendo concluido la etapa “no dependiente de mi accionar” del plan, llegó el momento de concentrarme en interpretar bien mi papel. Después de todo, a pesar de que era mi mejor amiga y que confiaba en mí como en ninguna otra persona, no era para nada tonta y sisospechaba algo raro, lo cual parecía ser muy probable puesto que era casi la medianoche y jamás la había visitado tan tarde, todo se podría echar a perder. Aunque no me preocupaba demasiado que ella comenzara a gritar, puesto que por fortuna no solo su madre y hermana estaban fuera esa noche, sino que casi todos en la periferia lo estaban al haber una gran celebración en la ciudad y todos iban aacudir allí. O, mejor dicho, no todos, ya que ella debía quedarse a preparar un examen que rendía dentro de unos días, y su vecino era un anciano de casi 80 años que vivía solo y prefería la tranquilidad de su hogar al tumulto de una festividad.
 
 
Asegurándome por enésima vez que no hubiera ningún curioso observando la situación, salí de mi escondite entre los árboles y arbustos del terrenodesalojado que había junto enfrente de su casa, apto para ese tipo de acechos o para un veloz escape por lo frondoso de la vegetación, y corrí casi agatas hasta la otra acera, poniéndome a resguardo tras la bendita cerca de madera que el nieto del vecino colocó en su patio hacía apenas dos semanas. Detalle que fue una gran ayuda para mi plan, ya que me permitía avanzar evitando cualquier miradafurtiva hasta la pared de la casa del anciano, lugar donde se encontraba un acceso a su línea telefónica. Al encontrarme junto a la caja metálica, abrí su pequeña compuerta y desconecté el cable telefónico. Sabía bien, por una charla casual en la que ella me contó lo solitario que era su vecino, que rara vez era visitado por sus parientes y que las pocas veces que entró a su casa había visto queestaba equipada con cosas antiquísimas, y que lo mas moderno que había allí era un viejo televisor, por lo que al dejarlo sin teléfono ya no tenía que preocuparme de ningún llamado por celular para pedir ayuda en caso de que oyera algo, estaba completamente incomunicado. Radiante de felicidad al ver que el plan seguía intacto, comprobé por el escaso espació entre las tablas de la cerca que no había...