La Reproduccion
“La máquina de reproducir”
Un sociólogo, decía, es siempre un aguafiestas. Podría apuntar, entonces, que Pierre Bourdieu (1930-2002), uno de los intelectuales franceses más influyentes de las últimas décadas del siglo XX, se convirtió en un aguafiestas a tiempo completo: ya sea para demostrar la amenaza que representa la televisión en su tratamiento de las noticias -sobre todo,por su falta de argumentación y por su sujeción a la lógica de la máxima rentabilidad-, para desmitificar el olímpico mundo del arte -entrevisto como un campo de batalla entre posiciones dominantes y dominadas- o para develar en el gusto y las elecciones afectivas -desde el plato de comida, pasando por un tema musical, hasta la amistad- la distinción y la lucha de los grupos sociales.
En esesentido, su trabajo intelectual operó sobre los objetos -los hechos sociales- para mostrar, precisamente, su origen social. Desde los objetos más consagrados (la música, la literatura) hasta los más insignificantes y banales (la fotografía, la moda). En todos ellos, procuró desovillar la trama que los presenta como naturales, dados de una vez y para siempre, productos de algún "don" milagroso,resultado de un gusto supuestamente no escrito en libro alguno.
En nuestro país, Bourdieu comienza a circular en los años ochenta ejerciendo una notoria influencia en los campos de la teoría literaria (con su concepción del campo literario, como un sistema de posiciones en lucha por su legitimidad) y los estudios de comunicación (por su idea de "habitus", como el proceso que conforma los sujetos apartir de la interiorización de los social). Pero también estuvo presente en los debates de las ciencias de la educación.
Junto con Jean Claude Passeron, Bourdieu escribió un ensayo que se convirtió en clásico y en referencia obligada para conocer el funcionamiento social del sistema escolar: "La reproducción", publicado originalmente en 1970, poco tiempo después de la revuelta estudiantil del mayofrancés.
El epígrafe del libro -una poesía del surrealista Robert Desnos- nos habla de un pelícano que pone un huevo, del que nace otro pelícano, que a su vez pone un huevo y así... Es decir, resume una de las tesis que recorre el libro: la educación como una máquina de reproducir diferencias sociales.
Bourdieu advierte un dato más o menos obvio: los estudiantes que parecen naturalmente mejordotados son el producto histórico de un capital familiar -social y cultural- que les permite franquear su formación escolar y académica como peces en el agua. La escuela o la universidad no harían más que ratificar ese capital asignándoles una titulación que los habilitaría para ocupar las mejores posiciones futuras. Por el contrario, los menos favorecidos -el sentido común diría porque son "duros","carentes de toda habilidad", "no les da"- ingresan -si lo hacen- y sobreviven -si pueden- en las peores condiciones porque su capital cultural y social -su forma de hablar, sus costumbres, sus experiencias familiares, etc.- están a años luz del discurso que la escuela hace circular e impone. Sufren, señala el autor, una violencia simbólica que los deja afuera de todo el juego social.
De acuerdocon la teoría reproductivista de Bourdieu, las sociedades contemporáneas -y particularmente, las más desarrolladas- inventaron el sistema educativo para asegurarse que la cultura ratifique lo que el sistema económico impone, esto es, la diferencia de clases sociales.
Bourdieu viene a corregir la tesis de que la escuela enseña lo "socialmente significativo" -una fórmula que se promocionaba en losdocumentos de la reforma de los noventa- para postular que lo que se enseña -una lengua, unos contenidos- constituye un modelo cultural arbitrario cuya única legitimidad proviene del hecho de que se trata de la cultura de los grupos legitimados socialmente.
Desde esta perspectiva, más que una carrera en línea, el itinerario de los estudiantes traza círculos eternos que devuelve a todos los que...
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