La republica

sasasdsun péndulo, dado que, mientras la pobreza no se reduzca, volverán siempre las presiones por políticas redistributivas, proteccionistas y populistas”. Sin el fortalecimiento de las libertadespolíticas, el Perú, pese al ajuste y al optimismo neoliberal seguiría estando en la inseguridad, al vaivén de cualquier nuevo movimiento autoritario.
En El Comercio de Lima del domingo pasado,Fernando Rospigliosi trataba de explicar el extraño ascenso de Ollanta Humala en las elecciones presidenciales el próximo 9 de abril. Una de las razones de su éxito, aparte de la mala campaña de LourdesFlores, es el espíritu de revancha de muchos de los votantes contra los empresarios. “La gente quiere vengarse del empresariado” y piensa que Humala se encargará de ello. El tono de Rospigliosi es sombríocuando se refiere a la posible victoria del ex militar peruano, pero no aclara, sin embargo, cómo, un significativo número de ciudadanos, los suficientes para que Humala pueda ganar las elecciones,en un país que ha crecido económicamente, termine por pensar así de los empresarios en vez de deshacerse en alabanzas de los mismos y buscar la mimetización. La advertencia de Barnechea se ha cumplido:el Perú ha crecido, pero no ha distribuido sus riquezas ni ha conformado una democracia. Y Ollanta Humala es la factura de ese proceso, más allá de las típicas explicaciones de la conjura de enemigosexternos, Hugo Chávez por supuesto.

En el Perú hay dos posiciones. Una de derecha, que considera que el mercado lo resuelve todo. (…) Hay otro lado, que es la izquierda, que no se ha reinventadotodavía, sigue arcaica, que cree que el Estado lo resuelve todo. Ambas posiciones están equivocadas porque la solución está en un centro progresista, que es una posición que combine ambas cosas.
Eldiscurso de derecha nos dicen que el crecimiento y la estabilidad fiscal van por encima de todas las cosas. Por ello pide mano dura cuando protestas populares ponen en riesgo inversiones mineras o...