la republica
La condición de la escuela no ha mejorado como era de esperarse. Verdad es: que algunos gobernadores generosos y sinceramente demócratas, han emprendido el apostoladode la enseñanza popular con verdadero entusiasmo. Son pocos. Uno de ellos es el general Corona, que sin ostentación, sin ruido y sin más mira que la de probar con hecho su amor acendrado al pueblo, sehan declarado el protector de la instrucción pública. Ha abierto escuelas, las ah dotado, ha comprado libros de texto liberales y ha echado los cimientos de una solida enseñanza en aquellos apartadospueblos.
Hay gobernadores que tienen manía de construir edificios de lujo, y que son inútiles si falta la instrucción popular. A estos gobernadores hay que recordarles aquellas palabras de VíctorHugo hablando del libro y del edificio: Esto matara aquello es decir; la instrucción será la fuerza; no el palacio. Otros gobernadores, no comprendiendo el espíritu eminente civil de nuestrasinstituciones, quieren convertir su estado en cuartel, y solo piensan en organizar tropita.
Los profesores de la ciudad.
En México son buenos, y además de reunir un buen caudal de conocimientos, se muestranlaboriosos en sus tareas, y resignados con la triste posición en que se les tiene. Porque, confesémoslo, están pagados mal, muy mal.
Las hermanas de la caridad los jesuitas.
Todavía hay quienescrean que los jesuitas son aptos para dirigir las escuelas republicanas: todavía hay quienes las confían a las hermanas de la caridad, instrumentos de jesuitismo y del retroceso. La escuela confiada alclero, es propia solo de las monarquías absolutas. Desde l momento que el estado interviene en la escuela, la religión y el sacerdote o la sacerdotisa deben salir por la otra puerta.
Como debe de serel maestro de escuela popular.
Elevar al profesor, es evidentemente engrandecer la escuela. En vano se dotaría a esta espléndidamente, si había de dejarse al preceptor en la posición azarosa que ha...
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