La ruta de la seda: el apropiamiento cultural, los derechos colectivos de autor y la comunidad en inacción.
El apropiamiento cultural, los derechos colectivos de autor y la comunidad en inacción.
Alejandro Porter
Hoy en la madrugada, navegando sin interés por las frecuencias de la televisión abierta mexicana, me topé con el programa “La Entrevista con Sarmiento” en la barra de opinión del canal 13 de TV Azteca. Ahí detuve mi incesante zapping al escuchar una voz familiar,femenina y amable. Tras ajustar la antena del televisor para lograr una mejor imagen –el lugar donde está situado es una especie de “zona del silencio” donde para ver a medias un canal se requiere de un complicado acomodo de la antena con precisión milimétrica–, pude finalmente reconocer a la portadora de la simpática voz: se trataba de la afamada diseñadora mexicana Cristina Pineda, a quien tuve laoportunidad de conocer en la universidad hace casi 20 años y de cuya empresa, Pineda Covalin, la firma de diseño de accesorios para la moda más importante de México, fui proveedor en algún momento de mi multivariada vida profesional.
El entrevistador, el respetado escritor y periodista Sergio Sarmiento, no paró de deshacerse en alabanzas a la trayectoria de Cristina como empresaria y por seruna de las promotoras más importantes de la cultura popular mexicana a nivel internacional, remarcando que Pineda Covalin es la única firma de moda mexicana que actualmente está compitiendo directamente en el mercado global con las grandes empresas internacionales como Ferragamo, Gucci, Dior o Dolce&Gabbana.
Si bien Pineda Covalin, fundada en 1995 por Cristina y por su socio, Ricardo Covalin,merece el reconocimiento de haber logrado difundir en muchos lugares del mundo las tradiciones mexicanas a través del diseño y la producción de accesorios para la moda –bufandas, chalinas, corbatas, carteras, zapatos, etc., aunque más recientemente ha ingresado en el mundo de la haute couture– en los que plasma sobre todo iconografía tradicional y arte contemporáneo de México, la forma en que susdueños construyeron su emporio es sumamente cuestionable en términos de su responsabilidad hacia los pueblos originarios de los que “tomaron prestados” elementos iconográficos para imprimirlos por millares en estampados sobre seda para sus productos.
Con una gran visión de negocios y aprovechando ese momento en los noventas del último siglo en que México y sus expresiones culturales populares –quevan desde la lucha libre y el imaginario religioso hasta la artesanía indígena, pasando por las concepciones y resignificaciones de lo popular-tradicional en el arte contemporáneo–, comenzaron a cobrar una relevancia nacional e internacional sin precedentes, e incluso me atrevo a decir que como pieza clave para que esto sucediera, Pineda Covalin, que ya trabajaba con elementos populares de lacultura e iconografía tradicional, comenzó a finales de la década a fabricar y comercializar accesorios con imágenes de las obras de Diego Rivera y Frida Kahlo, lo que dio un gran impulso a la empresa y se constituyó en factor fundamental para hacerla crecer hasta lo que es hoy. Para ello, como lo estipula la ley y según me dijo el propio Ricardo Covalin en aquel entonces, tuvieron que pagarcarretadas de dinero al fideicomiso que tiene la propiedad de los derechos sobre la reproducción de dichas imágenes. Supongo que lo mismo ocurre –o cuando menos existe algún arreglo legal– para reproducir las obras de otros artistas como José Luis Cuevas, Rafael Cauduro o David Correa que también utilizan en sus diseños.
Esto, sin embargo, no sucede con los elementos tomados de la iconografíatradicional que multiplican en sus productos. Pineda Covalin, aun cuando se llama a sí misma una “empresa socialmente responsable” no tiene acuerdo alguno con los portadores originales de símbolos, íconos y concepciones artísticas para “devolver” una parte del beneficio económico logrado a las comunidades de donde surgieron; los artistas huicholes de Nayarit y Jalisco, las bordadoras otomíes de la sierra...
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