La Santidad De La Mujer

Páginas: 9 (2002 palabras) Publicado: 28 de junio de 2015
La santidad de la mujer
Richard G. Scott
Of the Quorum of the Twelve Apostles

“Cada uno de nosotros tiene el deber de ayudar a toda hija de Dios a reconocer las características sagradas que nuestro Padre Celestial le ha dado”.
Hay un título que la Primera Presidencia y los Doce rara vez utilizan, ya que lo consideran demasiado sagrado: es el de Apóstol. Es en esa función que les hablo, misamados hermanos del sacerdocio.
Hablaré de la santidad de la mujer. De manera elocuente, el presidente Hinckley ha hablado de lo que el Señor repetidamente ha inspirado a Sus siervos decir acerca de Sus valiosas hijas:
“La mujer es la creación suprema de Dios. Sólo después de que la tierra había sido formada, después de que el día había sido separado de la noche, después de que las aguas habían sidodivididas de la tierra, después de que la vegetación y la vida animal fueron creadas, y después de que el hombre había sido puesto en la tierra, se creó a la mujer; y sólo entonces fue que se pronunció que la obra estaba terminada y que era buena.
“De todas las creaciones del Todopoderoso, no hay nada más bello, nada que sea más inspirador que una bella hija de Dios que camine en virtud, con elconocimiento de por qué debe hacerlo, que honre y respete su cuerpo como algo sagrado y divino, que cultive su mente y que en todo momento ensanche el horizonte de su entendimiento, que nutra su espíritu con verdad eterna” 1 .
Luego, el presidente Hinckley nos advierte: “Dios nos tendrá por responsables si descuidamos a Sus hijas” 2 .
Muchas de nuestras hermanas se sienten descorazonadas, inclusodesalentadas y desilusionadas. Otras tienen serios problemas debido a las decisiones que toman. Satanás ha desatado una seductora campaña para debilitar la santidad de la mujer, para engañar a las hijas de Dios y desviarlas de su destino divino. Él sabe muy bien que la mujer es el poder caritativo, abnegado y lleno de amor que mantiene unida a la familia humana. Él quisiera que concentraran suinterés únicamente en sus atributos físicos, privándolas del privilegio de ser esposas y madres. A muchas les ha hecho creer la mentira de que son ciudadanas de tercera clase en el reino de Dios. Esa falsedad ha llevado a algunas a cambiar su feminidad divina por la tosquedad masculina.
El éxito cada vez mayor de la influencia de Lucifer quedó grabado en mi mente cuando al conducir en Salt LakeCity pasé una camioneta llena de atractivas jovencitas; su vehículo me pasó entonces, cortándome peligrosamente el paso. Las chicas expresaron su desagrado con una variedad de comentarios vulgares y gestos obscenos. Estaban vestidas en su mayor parte con ropa de hombre, aunque algunas tenían ropa inmodesta que no dejaba mucho a la imaginación. Se me cayó el alma a los pies. Éstas son hijas de Dios.Tomé la determinación de que si algún día se me presentaba la oportunidad, alistaría al justo sacerdocio de Dios para ayudar a todas esas jovencitas erradas. Hermanos, podemos y debemos ayudarlas. Temo que gran parte de esa situación deriva de nuestro propio descuido o errores. En nuestra calidad de esposo, padre, hijo o hermano del sacerdocio, cada uno de nosotros tiene el deber de ayudar atoda hija de Dios a reconocer las características sagradas que nuestro Padre Celestial le ha dado. A muchas se les está privando de una vida rica y plena, y de las bendiciones que Dios desea que reciban. ¿Podrían ayudarles a comprender lo que están sacrificando cuando aquellos, que para provecho personal y autojustificación, las conducen como ovejas inocentes y ciegas y les privan de su valiosacalidad de mujer? Muchas mujeres, debido a su naturaleza de dar y de complacer a los demás, no se dan cuenta de su valor intrínseco. Esa pérdida las hace vulnerables a aquellos que tratan de convencerlas de que su función principal es la de ser físicamente atractivas.
Muchas de nuestras jovencitas sacrifican en el altar de la opinión popular y mundana el don divino de la feminidad, de la profunda...
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